Ya he escrito en alguna ocasión sobre las incertidumbres que producen en mi ánimo los manifiestos que realizan los partidos políticos antes de las elecciones. Todo se les va a los candidatos en promesas que indefectiblemente no podrán cumplir, no por falta de ganas, sino por culpa de un elemento de mayor peso cual es la insuficiencia del erario para ver cumplidas sus aspiraciones. Construcción de nuevas carreteras y estructuras de "gran" importancia para el desarrollo del país, bajada de impuestos, lucha contra la corrupción, total transparencia en todas las actividades y tantas cosas más que hacen prever un futuro en verdad idóneo son las bases del ideario que prometen, si bien hay que ser justos y decir que quienes llevan la voz cantante en ese sentido son los nuevos postulantes. Los ya viejos en el cotarro, quienes tienen sobre sus espaldas años de militancia y saben, como dijo nuestro recordado Olarte, lo que cuesta un peine, son más comedidos en sus promesas, procurando ceñirse al guion en sus intervenciones sin atreverse a mentar la realización de obras faraónicas o la concesión generosa de ayudas que "contribuirán al engrandecimiento de nuestra comunidad".

Pero dejando a un lado la locuacidad de los candidatos o su capacidad para convencer de la idoneidad de sus proyectos a los ciudadanos, sí resulta lamentable que ni uno solo de ellos -me disculpo de antemano si estoy equivocado- ha mencionado el espinoso tema de las pensiones y los pensionistas. Habrán pensado -un suponer, como diría el mago- que si el asunto no lo trata el gobierno central -y es de este la competencia-, ¿cómo va a atreverse un humilde candidato a pontificar sobre algo cuyo intríngulis ignora? Sin embargo, abundan los articulistas que se han sentido tentados en alguna ocasión para tratar el asunto -y muchos, en efecto, lo han hecho; incluso yo-, por lo que el gobierno debería de tener mayor sensibilidad y aportar su parecer.

Hace poco fue la Confederación de Empresarios -la CEOE- la que ha manifestado su preocupación, que es la de todos: ¿qué capacidad va a tener la Seguridad Social para abonar a los pensionistas su "retiro"? Ante los informes que de vez en cuando algún economista se atreve a hacer público, las perspectivas no son buenas y, lo peor del caso, no hay un plan para mejorarlas. Con más de 4.500.000 parados, muchos de los cuales cobran los 426 euros fijados para los desempleados, con un sistema médico que no rehúye la atención a casi nadie, el efectivo que guarda el Fondo para estas emergencias se va poco a poco reduciendo, haciendo prever una situación angustiosa. Es posible que reduciendo el paro a la mitad el problema quede resuelto -disminuyen las subvenciones y aumentan los ingresos-, pero nadie se atreve a predecir cuándo se producirá esa coyuntura; si se produce.

Se baraja recortar la cuantía de las pensiones más altas; prolongar la edad de jubilación -en detrimento de los más jóvenes, que verán retrasada la posibilidad de acceder a nuevos empleos-; "aconsejar" la bondad de los planes de pensiones; disminuir las prestaciones de la Seguridad Social para abaratar la Sanidad, limitándola a las enfermedades y no al "arreglo" del físico, etc. Todo ello, como cualquiera puede imaginar, muy delicado de discutir, y menos aún en estos momentos preelectorales. Supongo que el gobierno que salga de las urnas no podrá rehuir sus obligaciones y se verá obligado a hablar claro sobre este asunto, en la seguridad de que todos los españoles -sea cual sea la información que nos dé- se lo agradeceremos.