Flipante. Al finalizar la tarde de ayer y salir de las charlas impartidas en el marco de TLP Innova, la parte más profesional y formativa de TLP Tenerife, esa sería la palabra que resumiría la sensación de los pocos que aprovecharon la oportunidad que brindó la organización para disfrutar de sendas ponencias magistrales pronunciadas por Ian Livingstone y Nolan Bushnell. El primero, fundador de Games Workshop (a la que pertenecen juegos como Warhammer 40.000), y también creador de la empresa que desarrolló Tomb Raider, natural del Reino Unido. Tal es su prestigio y bagaje que hasta el ministro de Educación británico acude a él en busca de asesoramiento. Con un aval en el mundo del videojuego comercial que se remonta a 1980, en los últimos cuatro años ha convencido al gobierno británico de la necesidad de incluir Tecnología en el diseño curricular.

Si apasionante fue la intervención de Livingstone, la del padre de Atari y mentor de Steve Jobs fue simplemente una lección de realidad aumentada, el último grito en videojuegos. Hasta el punto elevó la adrenalina que el visitante, al salir del Auditorio de Tenerife -una de las joyas de Santiago Calatrava y sede de las aulas de TLP Innova-, se pregunta para qué tanta belleza arquitectónica si Nolan Bushnell no precisa de bloques, cemento o acero para convertir la sala donde estaba en un castillo, donde los asistentes estaban sentados sobre piedras.

Nolan Bushnell es un ejemplo de superación. Nacido en EEUU, tras graduarse en Ingeniería, comenzó de repartidor de fresas... para alcanzar la popularidad con la empresa Atari. Casado y padre de ocho hijos, su filosofía en la vida parece presidida por máximas de este calado: "El fracaso no existe, es el éxito en evolución", o "el futuro no tiene límite, el presente sí".

El padre de Atari hizo su primer videojuego, en 1970, reciclando su cocina. Fue el origen de Pong, hoy una joya para los amantes de lo retro. Pero era demasiado aparatoso el mueble, y se planteó cómo poder jugar sin tener que abandonar su habitación. Con su propuesta acudieron a una feria del juguete y ni el vecino le compró una máquina. En un encuentro posterior, ofreció el videojuego a un empresario. Previamente le preguntó a su socio cuántas unidades podrían preparar desde febrero a antes de navidad: 25.000, le dijo su socio. Bushnell, para no quedar mal con el empresario, le dijo que en casi diez meses le podían suministrar 75.000 unidades. Al final, le pidió 150.000 y acabaron sirviendo 185.000. A esto se sumó el inconveniente económico de quien tiene grandes ideas y sabe ejecutarlas pero no tiene dinero. Le planteó el problema a quien le encargó el pedido, quien lo puso en contacto con su banco. "Con mi pedido no tendrás problema para que te lo concedan". Dicho y hecho.

Fueron los orígenes de Atari, una empresa que creció hasta que Nolan Bushnell la vendió.

El padre de Atari es de otra dimensión. Tanto que ahora entiende el videojuego como la realidad virtual aumentada, con una aplicación inmediata a la vida real. "En veinte años habrá coches autoguiados que circularán por túneles. No hará falta cristales, y quienes viajen en el interior podrán ver el paisaje de Francia en 1840". La otra contrapartida, en 4 o 5 años, en Estados Unidos se perderán entre 10 y 20 millones de empleos por la producción industrial manufacturada. Pero, aun así, se trata de reorientar el mercado laboral.

Hablando de atractivos económicos, el padre de Atari aseguró que él, si abriera una nueva empresa, lo haría en Canarias por su régimen económico, que le permite pagar un tercio de lo que se abona en Sillicon Valley. A esto se suma el coste de la vida. "El alquiler de la caseta de un perro cuesta allí 2.000 euros"... Nolan Bushnell contagió su convencimiento de que el futuro comenzó ayer. Es cuestión de no ser ambiciosos y querer ganar el Mundial cuando no se ha dado una patada a un balón. Con este ejemplo, recomendó aglutinar ideas, analizarlas y ponerlas en marcha sin grandes ambiciones económicas.