Corregir es de sabios, y lo primero que tengo que hacer es pedir disculpas por dos errores cometidos la semana pasada, en el que nombré la clínica Bañares, cuando en realidad me operó Fernando Barajas, titular del consultorio de 18 de Julio. También erré con el apellido de la anestesista de La Candelaria, que fue Pilar Jorge y no Vázquez como puse, pero mi querido sobrino el Dr. Paco Cruz le manda igualmente saludos.

No debo caminar todavía, no puedo tomar sol, tengo que limitar la lectura, la televisión y el ordenador, no debo, no debo, no debo..., pues si nada debo es que soy feliz. La realidad es que quiero entretenerme de alguna manera y tengo que buscar fórmulas. Mi mujer me busca ocupaciones enseguida: "Ordena y arregla tu armario", me dijo, pero terminé más rápido de lo que pensaba. En esas labores de limpieza encuentro un artefacto desfasado que será una buena solución, ¡albricias, un "discman"! Pero duró poco la alegría, el aparato parece inservible. Le hago un buen fregado y le pongo pilas nuevas. Nada, no funciona. Mi hija dice que lo tire, hoy todo lo solucionan llevándolo al punto limpio, pues justo esta semana fueron a tirar un montón de móviles que parecían de la guerra y la postguerra. Otro repaso, volví a colocarle las pilas, y de repente toco un minúsculo botón y suena airosa la música de Chueca, Valverde, Giménez, Caballero, Bretón, Chapí... Una delicia de pasacalles, mazurcas y valses de mi colección de CD que puedo escuchar cuando quiera. ¡Parecía un niño con zapatos nuevos!

Es el momento de volver a disfrutar de esas ediciones especiales que viven en la estantería, como una de Desustche Grammophon de 40 óperas perfectamente encuadernadas, con datos del compositor, artistas e historia y desarrollo de la obra. Algunas incluso envueltas aún en el celofán. Cojo la primera, "La Boheme", ¡qué gozada! Fue la cuarta obra de Puccini, las dos primeras pasaron desapercibidas, y la tercera, "Manón Lescaut", sí tuvo éxito, pero La Boheme lo consagró. Puccini encargó a los libretistas Giacosa e Illica que se pusieran mano a la obra con un libro de Henry Murger, "Escenas de la vida bohemia", y al supervisarlo todo consiguió elevar a cada uno de los personajes de "La Boheme", artistas jóvenes que no tenían nada, pero eran bulliciosos y se divertían con sus propias penurias. Esta obra es un canto a la alegría de vivir, a la esperanza en tiempos difíciles, donde Colline logró vender un cuadro y comprar vino y viandas para comer, o el pobre Rodolfo tuvo que quemar sus manuscritos para calentarse en las frías noches parisinas. El maestro dotó a cada personaje de una belleza musical conmovedora. Rodolfo y Mimí cantan un amor dulce, melancólico y apasionado. La coqueta y voluptuosa Musetta, con su iracundo enamorado Marcelo, tienen otra tonalidad en sus arias, hermosas pero más abruptas. El resto de los personajes juegan alrededor de lo que dicta la música en cada momento. Una ópera claramente teatral, con una música mágica que conmueve desde el principio hasta un trágico final que no deseas que llegue. Un maravilloso regalo para los oídos.

La ópera fue estrenada por Arturo Toscanini en Milán el 21 de octubre de 1897 con un éxito relativo, y 118 años después es posible que sea la que más se represente en el mundo. El primer acto es la presentación de los personajes, sus vicisitudes, anhelos y esperanzas, y en el segundo, el maestro traslada al espectador hasta uno de los centros de la historia, el que transcurre en el Café Moma. Esta versión cuenta nada menos que con Renata Scotto, Tito Gobbi, Poggi, y Jolanda Manegtuzzer, con la orquesta del Mayo Musicale dirigida por Antonino Votto. Oír la traducción en español es un placer, pero la versión original en italiano es un bello canto. En el último acto, una vez expirada Mimí, Rodolfo pronuncia los desgarradores gritos de dolor al compás de la música, dando un final grandioso y apoteósico como el gran Puccini supo hacer, pues su vena creativa atormenta al espectador a través de las melodías y hace bullir una especie de deleite que no olvidará tan fácilmente.

Entreténganse y disfruten, es recomendable para la mente y para olvidar los problemas.

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