Los acordes de su guitarra acústica acompañan el paso de quienes transitan a media mañana por la lagunera calle de Herradores. Algunos se detienen, atraídos por el sonido, y siguen el ritmo con un balanceo acompasado de cabeza o el rítmico movimiento de pies; tras un instante se acercan y entregan al músico una sonrisa, en ocasiones una moneda, que depositan con cuidado y continúan camino.

El protagonista de esta escena, José Luis Suárez Amaya, un venezolano cincuentón y con bisabuelo canario en su genealogía, se declara abiertamente "un cantautor espiritual", en la onda del dominicano Juan Luis Guerra. "Creo que existe una conexión entre Dios y yo, al que debo este don de la música, y me siento tan agradecido por ello que así lo manifiesto, con un mensaje que intenta llegar a los corazones de la gente".

Desde hace unos años se encuentra desempleado por causa de una lesión muscular crónica que le impide desarrollar tareas físicas. Y esa circunstancia lo llevó a recuperar la música. "Nunca pensé que mi manera de componer y mi estilo al interpretar conectara de una forma tan directa", dice.

Ahora cuenta con un grupo de músicos y excelentes amigos con el que ha formado una banda que lo acompaña. Se trata de Ana Lucía, voz; Romina Peralta, coros; Ricardo Portillo, guitarra eléctrica; Andrés Capdevilla, piano y teclados; Nicolás Evangelista, batería, y Franklin Sarmiento, percusión.

"Estamos dando conciertos y nos animamos con cada actuación, porque percibimos que nuestra manera de interpretar y nuestro mensaje cala en el público".

José Luis considera que la sociedad está cada vez "más necesitada de cariño, requiere atención y que le tiendan la mano".

De ahí que con sus canciones busque transmitir "que existe la esperanza, que no debemos rendirnos a pesar de las adversidades y que los milagros son reales; yo soy un ejemplo vivo de que esto es así", afirma con una sonrisa.

En su primer trabajo discográfico, que lleva por nombre " Solo tú", figura un tema titulado "Mi mejor confidente", dedicado a su esposa. "Nuestra unión no es resultado de la casualidad; fue Dios quien puso su mano para que se produjera tan feliz encuentro". Y ya promociona su segunda entrega, llamada "Me has dado todo", una nueva forma de alabanza.

Esta línea de música de contenido religioso no resulta habitual, pero "existe algo que Él quiere que yo diga y lo hago a través de la música", asegura José Luis.

Las monedas reposan en el estuche de su guitarra, pero no son lo importante para este cantautor, quien insiste en rescatar "los valores que la sociedad ha ido perdiendo y debemos recuperar. La tecnología, paradójicamente, nos ha alejado de la comunicación interpersonal. Por eso insisto en conectar con los jóvenes y decirles que existen otras maneras de vivir, en paz y alegría, y que sólo Dios puede dar sentido a nuestra existencia".

No manifiesta ningún rubor, ni prejuicio. José Luis monta su chiringuito (micrófono, amplificador) y le canta a la vida.

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