Cada cual tiene sus manías más o menos incrustadas en la mente, por no decir en el corazón. La mía -ya lo saben ustedes- consiste en buscarle los tres pies al gato en estas cosas de la Ortografía, la Prosodia y, sobre todo, la Sintaxis. Hace pocos días tuve ocasión de leer un libro de versos en el que aparecía la voz pristina. El libro es de uno de los más grandes escritores que ha dado Canarias. Y no es que el hombre no supiera que la voz prístina es esdrújula, por lo que tenía que escribir prístina en lugar de pristina. Pero ocurre, amigos, que el hombre buscaba una palabra que rimara, en un bello cuarteto, con el vocablo cristalina, que es llana, como ustedes saben. Aquello me pareció un bache literario y, aunque he leído en varios diccionarios que la palabra prístina es siempre esdrújula, reencontré otro diccionario, que tenía extraviado desde no sé cuándo, en el que se dice que en varios lugares de Sudamérica se emplea la dichosa palabra como llana. ¡Tanto gusto!

Pero yo voy ahora a ocuparme de la prosa porque, si bien es cierto que he publicado, a lo largo de mi vida, cinco poemarios, no es cosa de complicarme la vida a estas alturas. Ya saben ustedes que la poesía requiere más profundidad, más cuidado y, sobre todo, más inspiración. Una inspiración que a mí ya no me llega por razones de edad. Voy, pues, con los tres pies del gato de la prosa.

Leo para ustedes: "...participar en el festín que este año celebramos entorno al Cristo". Yo, por lo menos, escribiría en torno en lugar de entorno. Creo que son cosas distintas, pero ustedes me dirán.

Siempre creí -les doy mi palabra- que el plural de era síes y el plural de no era noes. Pero me dice el señor Cela lo siguiente: "Se escuchan anhelados y dulces sis y crueles y desesperados nos". ¿Qué hago: obedezco al Nobel o sigo con mi modo de expresión de siempre? Solicito la ayuda del lector.

El señor Cela vuelve a desorientarme cuando escribe: "También hermosos y así mismo patentados". Como yo siempre he escrito asimismo, en una sola palabra, tendré que enterarme de si se pueden emplear los dos modos de expresión. Es posible.

Para no variar, sigo con don Camilo: "Invadidos por las más varias supersticiones". Siempre he dicho y he escrito variadas en lugar de varias en casos como el presente. Pero me abruman las dudas.

Perdónenme por seguir con el escritor gallego: "Pía estaba absorta. Don Pío la había sorbido el seso". Si ustedes me pidieran que resolviera yo la oración gramatical, lo haría así: Sujeto, Don Pío; verbo, había sorbido; complemento directo: el seso; complemento indirecto: le. Sobra, por lo tanto la. Es mi opinión, claro, Cualquiera sabe si estoy en un error. (Sí, ya sé que en lugar de complemento directo se dice ahora objeto directo, pero yo pertenezco a otro siglo).

Ahora sí que dejo tranquilo a don Camilo (q.e.p.d.) para dirigirme a una cadena de televisión. Creo que la 5. Dijo la señorita locutora: "Treinta y una mil personas intervinieron en la maratón". Que la palabra maratón sea considerada masculina o femenina no me preocupa en absoluto. Pero sí me preocupa que se diga treinta y una mil en lugar de treinta y un mil, porque tal cantidad se refiere a la palabra mil, que es masculina, y no a la palabra personas, que es femenina. Esto lo he visto y lo he oído no sé cuántas veces, pero no hay modos de que la gente aprenda. Es como lo de este agua que sigue repitiéndose una vez y otra. Cada vez que llueve en el país, sea en Andalucía o en Logroño. Sea en Tacoronte o en Liverpool.

Y dejo en paz ya a los tres pies de los pobres gatos, que no tienen la más mínima culpa de mis manías.