El Cabildo de Tenerife es la institución que a lo largo de sus más de cien años de historia se ha caracterizado por sacar adelante proyectos e iniciativas que permitan mejorar la vida de las personas en cualquier rincón de la Isla. Unos proyectos han sido más ambiciosos, como el aeropuerto del Sur o el Hospital Universitario, y otros más pequeños a pie de calle, pero siempre con la perspectiva de llegar donde otras administraciones no quieren o no pueden.

Me he dado cuenta de que a veces se pretende confundir sobre las verdaderas prioridades que ocupan mi quehacer diario al frente de esta Institución. Mi prioridad siguen siendo los hospitales del Norte y del Sur, el cierre del Anillo Insular, facilitar el empleo con iniciativas como Barrios por el Empleo o establecer las herramientas necesarias para tener una sociedad más preparada en el año 2030. Y hemos aportado fondos para esas infraestructuras a pesar de que no nos correspondía hacerlo. En todo esto seguimos trabajando. Otra cosa es despreciar y cerrar las puertas al futuro y jugar a la demagogia, que es en definitiva jugar con las personas y su futuro.

Cuando desde el Cabildo de Tenerife se empezó a trabajar en el proyecto de un tranvía para el área metropolitana se alzaron numerosas voces en contra. Sólo con repasar la prensa de la época es posible encontrar noticia de abundantes pronunciamientos contrarios a lo que se consideraba "un disparate". Hubo oposición al tranvía que, en algunos casos, fue incluso una feroz animadversión. Rechazar cualquier iniciativa que suponga salir de lo cotidiano y adelantarse al futuro es ser corto de miras y yo me niego a ello.

El tranvía se inauguró en junio de 2007 y a comienzos de este año habían viajado en él cien millones de viajeros. Siete años y medio y cien millones de pasajeros. No está nada mal. Desde la perspectiva del tiempo, este sistema de transporte guiado ha cambiado la vida de muchos ciudadanos y ha mejorado las comunicaciones en el área metropolitana con sus dos líneas, veintisiete paradas y veintiséis tranvías, que ya han recorrido casi doce millones de kilómetros. Y no se hizo quitándole dinero a sanidad o a carreteras.

No podemos parar la maquinaria o abandonar para siempre este proyecto que permite planificar y definir la naturaleza y el suelo de un corredor de servicios para el transporte de infraestructuras de telecomunicaciones, energéticas y de pasajeros necesarias para conectar el área metropolitana con el norte y sur de la Isla. En el caso concreto de los Trenes, queremos que estén financiados por el Estado, porque no podemos olvidar que la España peninsular considera el transporte ferroviario como un servicio estratégico, invirtiendo en las redes de alta velocidad más de cuarenta mil millones de euros. Cuenta con una de las más importantes del mundo: 2.500 kilómetros en servicio a los que se unirán más de 1.200 ya en ejecución, que supondrán doce mil millones de inversión más. Es la segunda mayor red del mundo, después de la de China y cada vez que un viajero compra un billete del AVE está recibiendo una subvención, directa y sin tener que acreditar su residencia. Puede ser un ciudadano de Japón o de Sevilla. Y todo ello porque el transporte ferroviario en nuestro país se considera un servicio estratégico. Mientras tanto, en Canarias seguimos peleando para que no sea tan caro viajar.

¿Y qué ocurre en nuestra isla? Estamos terminando una obra necesaria, fundamental para Tenerife, el cierre del anillo insular: una vía que conecta el Norte y el Sur y permite su comunicación en un tiempo razonable. Es una obra que estamos acabando a trancas y barrancas y con un Gobierno central que confío en que asuma sus compromisos de inversión con esta tierra. Pero cuando acabemos esta circunvalación de Tenerife, ¿seguiremos apostando por más carreteras y más piche o apostaremos por un sistema de transporte público guiado, seguro, fiable, que no dependa de la red viaria y sus colapsos? Tenemos el mismo derecho que los ciudadanos del territorio peninsular. El mismo derecho a tener un transporte moderno que nos permita viajar rápida y cómodamente.

Seguiré demandando la misma financiación que el Estado ha repartido por el territorio peninsular para esta actuación, para el cierre del Anillo Insular y para otras actuaciones pendientes con Tenerife. Mientras tanto, seguiremos trabajando por mejorar la formación de las personas para que les sea más fácil conseguir un trabajo, aportando fondos para paliar los problemas sanitarios que padecemos o buscando nuevas rutas para traer más turistas. Esa es nuestra prioridad pese a quien le pese.

*Presidente del Cabildo