Desde la instauración de los importantísimos Premios Príncipe de Asturias -desde este año Princesa de Asturias, al ser Rey Felipe VI, y ser su hijo mayor, mujer, la Princesa Leonor- Canarias ha tenido varios Premios Príncipe de Asturias: de las Artes (Alfredo Kraus), del Deporte (los hermanos Doreste), pero sólo uno ha conseguido tan importante distinción en el ámbito de la Investigación Científica y Técnica: el químico D. Antonio González y González.

El primer Premio Príncipe de Asturias de Investigación e Innovación, que se otorga a aquella persona o entidad cuya actividad se desarrolle en el campo del descubrimiento de nuevos conocimientos y aporte un salto cualitativo en la técnica y el conocimiento, fue otorgado en 1984 al insigne investigador realejero.

Tuve la suerte de hablar en varias ocasiones con Antonio González, ya que conté con su amistad, siempre con la atenta mirada de su hermano el pintor y, en esa época, alcalde de La Laguna, Pedro González, y de su sobrino Pedro Zerolo.

En el científico tinerfeño Antonio González hay que destacar que, además de ser un investigador incansable, fue un gran gestor. Su etapa como rector de la Universidad de La Laguna -ha sido justamente designado Rector Honorario, ya que probablemente ha sido el mejor de la Historia- supuso una revitalización indudable de la misma, que hizo que se convirtiera en un centro educativo importante en la década de los sesenta del siglo XX.

Además, antes que rector, fue muchísimos años decano de la Facultad de Químicas de la Universidad lagunera. Para darnos cuenta del prestigio internacional que adquirió la citada Facultad de Químicas, durante la larga etapa de Antonio González como decano, basta un botón. Estando D. Antonio en un Congreso Mundial de Química en un país sudamericano, y dada la relevancia de sus investigaciones que a punto estuvieron de otorgarle el Premio Nobel, un científico japonés le preguntó: "Pero la Universidad de La Laguna en España, ¿dónde está?, ¿en Madrid o en Barcelona?".

Antonio González tuvo también el gran honor de ser distinguido por el Rey Juan Carlos I con su designación como senador real en las Cortes Constituyentes de 1977 que elaboraron la Constitución de 1978. En el momento de su nombramiento, ya es célebre la anécdota suya, al ser llamado por teléfono por el propio Rey de España, al que, no pensando que fuera cierta la llamada, le indicó: "Ahora no puedo atenderle, estoy trabajando. Llámeme más tarde".

Antonio González será recordado siempre como uno de los grandes de la ciencia en Canarias. En el mismo umbral que el portuense Agustín de Bethencourt, el gran ingeniero español-ruso (enterrado en el Panteón de Ciudadanos ilustres en el cementerio de San Petersburgo), o el lanzaroteño Blas Cabrera, sin duda, el padre de la Física española.

Persona afable, entrañable, gran conversadora, Antonio González, además, creó el importante Instituto de Productos Naturales, Instituto de Biorgánica (IUBO) adscrito a la ULL -acrónimo por el que es conocido actualmente la Universidad de La Laguna-, habiendo dejado una importante escuela, cuyos frutos son ya, desde hace años, recogidos por investigadores canarios.

Lo que le ocurrió a Antonio González en los años sesenta del siglo XX le hubiera ocurrido también hoy -de no existir internet- a Agustín Valenzuela, profesor titular de la Facultad de Medicina de la ULL e investigador en Inmunología Viral, que, por ejemplo, con su equipo este pasado mes de junio han publicado, en la revista número uno del mundo en Virología, un trabajo científico sobre cómo controlar la infección por sida, que gracias a internet y a las publicaciones "open access" está siendo con diferencia el artículo más visitado (más de 2.000 veces) de la revista Retrovirology en este último mes y, por tanto, ha puesto nuevamente el nombre de nuestra Universidad lagunera en lo más alto de la comunidad científica de su campo.

*Presidente de TuSantaCruz