Más allá de la agricultura y el turismo por el que se ha caracterizado el sur de la Isla, Antonio García Marichal (Arona, 1970) es exponente de una nueva generación, marcada por la tecnología, como lo acredita el éxito de la reciente TLP o First Lego League.

Este ingeniero técnico de Telecomunicaciones, especializado en equipos electrónicos, esta casado y es padre de dos hijos. Consejero de Innovación Tecnológica en el mandato anterior, ahora lidera el área Tenerife 2030, un compendio de departamentos más clásicos -Educación, Cultura y Deportes- con el valor añadido de un área transversal como la tecnológica. García Marichal cuenta con el apoyo, en Deportes, de Cristo Pérez a la cabeza; en Museos, Amaya Conde, Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) y Sociedad de la Información, Félix Fariña; más Educación, Cultura y Unidades Artísticas.

¿Cuáles son los principales retos desde Área Tenerife 2030?

Desde Tenerife 2030 queremos formar a los tinerfeños y dotarlos de las capacidades necesarias. Queremos que más allá de lo que aprendas en la Universidad o en FP, te adaptes a las necesidades de la empresa y facilitar la generación de empleos para facilitar el desarrollo de empresas de Tenerife o de las que se puedan implantar en la Isla.

¿Es una oferta para "iniciados" o para el común de los mortales?

De 6 a 16 años estamos actuando con First Lego League (FLL). En ese rango de edad queremos también llegar con otra oferta complementaria, para que los niños, desde edades tempranas, puedan tener una oferta adecuada que mejore su formación e incentive vocaciones científico-tecnológicas de cara a un futuro; que estemos cada vez más preparados para dar respuesta a necesidades empresariales.

¿Cuáles son los principales proyectos de Tenerife 2030?

La mejora de la formación: proyectos como las escuelas de innovación, la First Lego League, Tenerife Invierte... Y proyectos que tenemos que desarrollar con las universidades, como la mejora de los ciclos de máster y doctorado.

¿No sería mejor hacer del profesorado su mejor aliado con la generación Tenerife 2030?

Estamos planteándonos que haya profesores de aquí que los mandemos al extranjero y vengan preparados para impartir matemáticas o físicas en inglés, por decir algunas materias.

¿Es posible que Tenerife pueda llegar a ser una nueva Silicon Valley?

Creo firmemente en desarrollar una industria vinculada a la tecnología, información y comunicación (TIC) en Tenerife y desde Tenerife. Ahí tiene los más de 2.000 participantes en TLP y más de 45.000 visitantes en seis días. Otro ejemplo: en Tenerife Invierte, el 90% de las propuestas están organizadas en torno a las TIC.

¿Ser una isla es un inconveniente?

La distancia ya no es obstáculo: estamos bien conectados con el continente y hay talento y creatividad; se trata de dotarla de infraestructura para que la industria se pueda desarrollar.

¿Hemos vencido nuestra condición insular?

Hemos hecho de la necesidad virtud; de la lejanía física a la hora de comunicarnos. Ante los impedimentos de la lejanía, hemos creado y desarrollado nuevas formas de comunicación que puede ser una forma de negocio. Dentro de 10 años, las profesiones que conocemos ahora mismo muchas dejarán de existir y ocho de cada diez profesiones las conoceremos en los próximos años, sobre todo en gestión de datos.

¿Ir de la mano el Cabildo y Universidad de La Laguna es una de las asignaturas pendientes?

Siempre hemos pretendido la búsqueda de sinergias. Hemos ido de la mano con la Universidad de La Laguna y queremos que siga así. En las políticas de innovación del Cabildo, sin la colaboración de la Universidad -y al revés-, difícilmente podemos desarrollar un nuevo sector empresarial.

¿Qué fue del NAP?

El NAP es una infraestructura en pleno auge y desarrollo, igual que todo el proyecto Alix. Estamos ultraconectados con el exterior, como dice el presidente del Cabildo. Y queremos seguir así a nivel insular con el cierre del anillo insular de fibra.

¿Eso pasa por viviendas inteligentes e infraestructura de alta tecnología, con energías limpias...?

Ahora están en auge los destinos inteligentes. La tecnología no es el fin; es el medio para lograr el fin que se persigue, que es la mejora de la calidad de vida, y que las administraciones públicas sean más eficaces y eficientes, que con cada euro que invirtamos demos más calidad de vida.

¿Llegamos tarde a la carrera de la tecnología?

Hay división de opiniones. Los pasos en el desarrollo tecnológico hay que darlos de manera coherente; no se trata de correr más para llegar antes, sino de correr lo necesario para llegar mejor. Estamos haciendo las cosas con cabeza e invirtiendo en infraestructuras. Ahora, a invertir en las personas, que somos quienes desarrollamos y hacemos avanzar el mundo.

Nolan Bushnell, de Atari, dijo que preferiría invertir en Tenerife a hacerlo en Silicon Valley. ¿Han comenzado los contactos?

Queremos avanzar en esa línea; que haya muchos Nolan Bushnell que inviertan en Tenerife y que sepan cuáles son nuestros atractivos. Nolan Bushnell quedó muy impresionado de la capacidad que tenemos en astrofísica y de supercomputación, y por el potencial y la capacidad que reconoció que hay en la Isla. Esperamos seguir manteniendo vínculos con él.

Año 2030. ¿Cómo le gustaría que fuera la sociedad de Tenerife?

Tengo un niño que tiene 5 años; me gustaría que cuando tenga 20 años viviese mejor que nosotros: que tenga más oportunidades y que pueda aprovecharlas porque reúne las condiciones y tiene la formación profesional necesaria para tener un proyecto de vida en Tenerife y aportar valor a la Isla, y que siga haciendo que Tenerife vaya hacia delante.

Si fomenta vocaciones científicas es porque no querrá que un ingeniero tenga que abandonar Tenerife para buscarse la vida.

Eso es un ejemplo. Pero si al final tiene un proyecto que encuentra más atractivo que lo que le ofrece la Isla, pues que lo aproveche; no intento atar a nadie a que desarrolle su modelo de vida en Tenerife, pero sí que por lo menos tenga la oportunidad de desarrollarse profesionalmente aquí y no que tenga que emigrar obligatoriamente porque no le damos oportunidades para desarrollarse; al final, que sea un tema de elegir. Nuestra obligación es crear ese ecosistema para que la gente pueda trabajar aquí, luego cada uno con su futuro decide dónde desarrollarse profesionalmente. Por lo menos, que no se vea obligado a emigrar, y luego que cada uno elija.