El agricultor Daniel Morales localizó en 1954 una virgen en una cueva, en La Oliva, Fuerteventura cerca de unos espacios asociados al mundo sacro aborigen. El carbono 14 sitúa ahora la talla entre las imágenes marianas más antiguas del archipiélago y plantea el debate de si llegó con los conquistadores en su viaje a Canarias.

Pedro Carreño, aficionado a la Historia, lleva décadas recorriendo La Oliva en busca de piezas con las que reconstruir el puzzle histórico del municipio y fue de los primeros en dar a conocer a la comunidad científica el hallazgo de los podomorfos en Tindaya en los años setenta del pasado siglo y desde hace años sigue con entusiasmo los resultados que van apareciendo en torno a la imagen de La Aldeita.

Carreño recuerda cómo el agricultor Daniel Morales le contaba el descubrimiento de la imagen en el interior de la cueva de la Aldeita -de ahí el nombre de la virgen-, "solo se conocía una altura en esa cueva pero excavó y encontró una segunda altura donde estaba la imagen", en el mismo lugar parece que también se halló otro santo grabado en una piedra.

En el momento del hallazgo, Daniel estaba acompañado de Antonio Fleitas a quien terminaría entregando la imagen y su hija Concha es desde hace años la encargada de custodiar esta pequeña imagen de madera de algo más de veinte centímetros de altura.

La arqueóloga María Antonia Perera tuvo noticias de la imagen a finales de los setenta del siglo pasado cuando comenzaba a desentrañar las incógnitas que la montaña de Tindaya y sus podomorfos arrojaban a la Prehistoria majorera.

La cueva se halla inserta en el Malpaís de La Arena, un lugar donde, a juicio de Perera, "hay una impronta sagrada importante", sacralizado por los antiguos pobladores de la isla: los majos y donde se han encontrado desde grabados con forma de pie en el poblado de Tisajoyre hasta los soles de Téjate, unas grandes estructuras en piedra con forma de sol con hasta 62 rayos solares, o la Cueva de los Ídolos.

Esta cueva, rebautizada con el nombre de los Ídolos tras el hallazgo de figuras antropomorfas de pumita, hueso y arenisca de etapa preeuropea, se encuentra a unos 150 metros de la cueva donde apareció la virgen.

La investigadora defiende, en una entrevista con Efe, que se trata de "una táctica conquistadora" que consistiría en "coger los lugares sacros de la cultura aborigen y sustituirlos por las creencias marianas que se quieren imponer".

Perera va más allá y plantea la hipótesis de que pudiera haber sido depositada por los propios conquistadores en el lugar mientras avanzaban por el interior de la isla después de arribar en la zona norte y tras su paso por Lanzarote y el islote de Lobos.

El investigador y delegado de Patrimonio Histórico de la Diócesis de Canarias, José Lavandera, también lleva años cautivado por la virgen de La Aldeita.

En su opinión, la imagen debió ser depositada en la cueva por los misioneros que, a lo largo del siglo XV, transitaron por Canarias dispuestos a propagar la fe cristiana entre la población recién conquistada.

Lavandera recuerda cómo se analizó hace unos años la composición química de la madera por parte del doctor Lawrence en el laboratorio del Royal Botanic Gardens y de aquellos estudios se dedujo que la talla había sido realizada con madera de castaño o roble.

Una inspección microscópica posterior, a manos de los doctores David Bramwel y Víctor Montelongo del Jardín Botánico de Las Palmas, permitió despejar la duda e identificar la madera con el castaño, una especie que por esa fecha no estaba en Canarias lo que despejaba por tanto el origen foráneo de la talla.

La observación también permitió descubrir restos de pigmentación en tonos ocres, rojos y verdes además de señales de policromía en la cabellera de color oro.

En 2008, se practicó la prueba de carbono 14 de la que resultó una datación que va de 1460 a 1660, aunque las características de la talla como el escorzo levemente insinuado de la cabeza, la posición ladeada del niño, la dulzura y suavidad del rostro de la virgen o las acanaladuras simples de la túnica y el manto.la adscriben, según el religioso, a un gótico tardío popular del siglo XV.

Hasta ahora, la virgen de La Peña, venerada en la iglesia de la Vega de Río Palmas, presume de ser la imagen que viajó con el conquistador normando Jean de Bethencourt.

Tal vez, en el barco también iba como pasajera la virgen de la Cuevita, sea o no verdad, lo cierto es que la imagen sigue siendo la gran desconocida del patrimonio religioso de Fuerteventura y del resto de Canarias.