Concentrados en la abrumadora realidad del paro juvenil -que se ha movido en torno al 60% durante la crisis-, hemos prestado menos atención a un colectivo cuya situación es tanto o más grave y, sin duda, mucho más apremiante. Al finalizar 2014, algo más de 68.000 canarios de 45 o más años llevaban al menos 24 meses en el paro, más de una tercera parte de todos los desempleados de muy larga duración.

Las dificultades que les aguardan para reincorporarse al mercado de trabajo hacen temer un futuro caracterizado por una permanente precariedad y en el que la tarea de acumular los años de cotización necesarios para cobrar una pensión digna puede convertirse en una odisea.

Pese a que el número total de parados cayó el año pasado con respecto al anterior -según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) procesados por el Instituto Canario de Estadística (Istac)-, el de los desempleados en ese tramo de edad que no han conseguido un empleo durante dos años o más se ha incrementado, lo que invita a presagiar que la anunciada recuperación económica pase de largo por ellos.

Se encuadra en el paro de larga duración a quienes llevan en busca de un puesto de trabajo más de un año, pero la estadística oficial distingue entre los que llevan menos de dos y quienes han sobrepasado este tiempo en situación de desempleo. Al cierre de 2014 eran, en total, 238.500 personas en las Islas, aunque en el segundo trimestre de 2015 el registro se había reducido hasta los 218.000.

Sin embargo, la mejora que se ha operado en los últimos seis meses se limita a los que llevan entre uno y dos años en el paro, puesto que la cifra de los que llevan dos o más buscando trabajo continúa en crecimiento.

El panorama que espera a los desempleados de larga duración que ya tienen una cierta edad es "ciertamente preocupante", según el secretario general de Comisiones Obreras Canarias, Carmelo Jorge, que argumenta ese pesimismo en las "muy pocas posibilidades" de reengancharse en el mercado laboral.

Según el dirigente sindical, estas escasas expectativas se restringen, en el corto plazo, a los programas de empleo público que desarrollan, sobre todo, los ayuntamientos, y que deberían centrarse, recomienda, en las unidades familiares sin ingresos. En cuanto al medio plazo, "la única forma de aliviar la presión sobre ellos es incorporar a la gente más joven al sistema educativo, de forma que salgan del mercado de trabajo y se cualifiquen para acceder a otro empleo, dejando huecos que puedan ocupar los mayores", reflexiona Jorge.

La cualificación es la clave. Gran parte de estos parados proceden de sectores que colapsaron con la explosión de la crisis -la construcción, fundamentalmente- y su escasa formación dificulta enormemente su vuelta al mercado.

De cualquier manera, ni las previsiones económicas ni las peculiaridades de la economía canaria permiten vislumbrar los suficientes yacimientos de empleo para facilitar una salida a todos los desempleados ni a "sectores importantes" de estos, advierte el recientemente elegido secretario general de Comisiones Obreras en las Islas.

¿Y qué aguarda a muchas de estas personas si los años que quedan hasta jubilación van a estar marcados por una perpetua inestabilidad y ni siquiera pueden esperar una jubilación mínimamente retribuida? La respuesta no es esperanzadora: existe el riesgo de que se formen importantes "bolsas de exclusión social". La escasa capacidad adquisitiva de una significativa proporción de la población de más de 60 años tampoco será una buena noticia para una economía que exige de forma urgente la reactivación de la demanda interna y el consumo.

Carmelo Jorge enlaza aquí con una de las reivindicaciones que han esgrimido él y su sindicato en los últimos años: la rectificación de las políticas de austeridad. "No hemos ahorrado, sino recortado a las generaciones futuras", apunta. La incentivación del empleo mediante programas que pongan en marcha las administraciones públicas. "No es que no haya nada que hacer, pero o se cambian las políticas actuales y se pone a la gente por encima del déficit o va a ser muy difícil situar en el mercado de trabajo a todas esas personas", señala.

Las propuestas de rentas mínimas formuladas desde diferentes formaciones políticas pueden aliviar la situación de los damnificados de la crisis y la recesión, concede Jorge, quien, sin embargo, insiste en que lo esencial es "cambiar de raíz" las políticas.

las claves

Aunque el número de desempleados se redujo en 2014 en relación al año anterior, la cifra de personas de 45 o más años que llevan más de dos en paro ha seguido incrementándose.

El paro de larga duración (un año o más) ha bajado en lo que va de 2015, pero el de dos o más años continúa al alza, según los datos del Instituto Nacional de Estadística.

Las "víctimas" de este desempleo muy prolongado se han multiplicado por ocho desde el inicio de la crisis. La EPA del año 2008 las cifraba en solo 8.570.

La mejora del paro y la ocupación está dejando al margen a un importante contingente de la población del Archipiélago.