No basta con generar ideas, también se precisa hacer visible lo puramente teórico, el propósito último de cualquier proyecto.

Cuando Ayoze Suárez (La Orotava, 1981) presentaba a la convocatoria Visionarios, auspiciada por el Cabildo de Tenerife, su propuesta de levantar en la Isla una residencia para artistas y científicos, en realidad estaba desempolvando y rescatando la esencia de aquella Residencia Canaria de Cultura Internacional que, en la década de los años 50 del siglo pasado, ya concibieron genios como Eduardo Westerdhal y el arquitecto Alberto Sartoris, y desde entonces oculto entre planos y papeles.

La clave de esta "resurrección" se explica en la vigencia de las ideas universales, de ese valor humanista que conecta con la misma naturaleza del proponente, quien consiguió el premio en el apartado cultural y ahora aguarda el pronunciamiento de un estudio de viabilidad, que se inició el pasado mes de julio y debe pronunciar conclusiones en un plazo de dos meses.

Hasta entonces, Ayoze mantiene viva su complicidad con la cultura, idilio que lo ha llevado a la heroica aventura de crear una editorial, Nectarina, aunque con un solo título, "Riqui raca" (2010), especie de derbi literario entre Tenerife y Las Palmas; alumbrar como creador los poemarios "Gacetas de Subamor & Retales de pubertad" y "La palabra a ti indebida"; sostener la dirección del recital poético de Canarias, iniciado en 1992 y ahora convertido en triste verso, y oficiar de asesor en la librería Agapea.

Lo cierto es que los analistas que se encargan de examinar las diferentes propuestas evalúan, entre otros aspectos, la oportunidad que supone la aplicación de la idea; si cuenta con organismos competentes y cuál es su grado de implicación en la idea; el coste estimado del proyecto; los beneficios que supondría el desarrollo de la propuesta; el análisis de posibles alternativas; el estudio de las acciones que debería activar el Cabildo para incentivar el desarrollo de la idea y el análisis de las posibles fases para su puesta en marcha, además de determinar los plazos de ejecución.

A propósito, un "visionario" como Ayoze enumera las posibilidades que se abren con un proyecto como el que representa esta residencia. "Por ejemplo, podría albergar un estudio de postproducción de cine", subraya, aprovechando el reclamo que para las productoras representan las Islas a nivel fiscal, patente en la proliferación de rodajes. Asimismo, "como espacio de grabación musical", atendiendo la creciente demanda por parte de grupos canarios.

También sostiene Ayoze que a nivel científico "existe la posibilidad de atraer a expertos en distintas materias". En esta línea se refiere al Festival Internacional Starmus, dedicado a la astronomía, que desde 2011 se celebra anualmente en Tenerife, en el que destaca la presencia de personalidades internacionales de las ciencias, como el caso reciente del investigador Stephen Hawking. "Con unas infraestructuras adecuadas, acomodadas en la residencia, el Starmus se podría mantener activo a lo largo del año".

La ilusión es infinita. Tanto, que este visionario convencido ha intentado contactar con el gigante norteamericano Google, aprovechando que su director para España es natural de La Orotava y, por tanto, un vecino, quizá más sensible a la idea. "Y es que considero fundamental que las tecnologías de la información y la comunicación también formen parte de este proyecto", explica.

¿Y acaso representa una locura o simplemente un deseo irrealizable que un lugar como el Puerto de la Cruz se convierta en el Silicon Valley europeo?

Cuando construye mentalmente los volúmenes del edificio que sería sede de la residencia internacional, el impulsor del proyecto precisa que "no se requiere un espacio de 10.000 metros cuadros, como el que concibió en su día Sartoris junto al Taoro". Las perspectivas se abren ante la posibilidad de adecuar "edificios en desuso, caso de infraestructuras hoteleras, y acometer su reforma".

Al respecto, Ayoze destaca la validez de un instrumento como el Consorcio de Modernización de la Planta Turística del Puerto de la Cruz, donde está representado el Cabildo, "que en sus bases recoge la colaboración con proyectos de excelencia del Puerto de la Cruz, lo que representa una oportunidad de involucrar a los cuatro niveles de la administración".

En esencia, la idea de la residencia artística representa la cristalización de un espacio de confluencia, "un centro creativo de alto rendimiento que no divida las artes y las ciencias", subraya Ayoze, que concibe esta infraestructura como un lugar que procure "el enriquecimiento por el contacto y el intercambio de conocimientos interdisciplinar", paradigma del espíritu humanista y referente en cuanto a "mejorar las condiciones para el desarrollo de los nuevos creadores".

Y quién sabe si, pasados los años, alguien deberá retomar la propuesta de Ayoze y revivir el ciclo de ideas, la residencia... Otro visionario.