El tinerfeñismo ha dirigido su mirada a Nadjib Mengoud Montes, el jugador del filial que marcó el único gol del partido de pretemporada que disputó el CD Tenerife el pasado sábado ante Las Palmas, en el estadio Heliodoro Rodríguez López.

Quienes mejor lo conocen desde sus inicios, aseguran que lo tiene todo para llegar lejos. De momento, este futbolista nacido en Barcelona el 25 de mayo de 1996, pero residente en Lanzarote desde que tiene uso de razón, ya ha avanzado lo suyo en solo una temporada en el club blanquiazul, al que llegó el pasado verano para incorporarse al equipo juvenil. En tan poco tiempo consiguió dar el salto al conjunto de Tercera División y, lo que es más significativo, llamar la atención de los técnicos del plantel profesional, Álvaro Cervera, quien, por ejemplo, le dio minutos en un encuentro amistoso celebrado en la Punta del Hidalgo en noviembre de 2014, y Raúl Agné, con el que también trabajó la campaña pasada y siguió a partir de la concentración de este verano en La Palma siendo uno más del grupo, con su espacio en los partidos de preparación para la Liga.

Su progresión no sorprende a Luis González Afonso, uno de sus padres deportivos, concretamente el primer entrenador que tuvo cuando se unió al Torrelavega con 8 años y la única experiencia de "jugar en las calles" de Arrecife. "Ya dije hace muchos años que iba a ser un crack, porque tiene algo que no le he visto a nadie. Desde el primer momento noté algo especial en ese niño", asegura el coordinador de la base del citado club.

Pero, ¿qué cualidades convirtieron a Nadjib en un principiante tan "especial"? Luis responde sin rodeos, dando un salto en el tiempo de una década. "Tenía un desparpajo y una imaginación para inventar jugadas que jamás había visto en un futbolista de su edad". Enseguida comparte algunas anécdotas que sirven para describir mejor el talento innato de Nadjib. "Recuerdo una acción que protagonizó en un partido con el Tinajo: se llevó a dos, le hizo el sombrero a otro, amagó al portero... Luego, siendo alevín, se fue de un rival y para marcharse de otro hizo la pared con el árbitro. Algo escandaloso. La gente decía: ¿de qué va este tío?".

González cuenta que en un principio solía situar a Nadjib en las bandas, como extremo, pero al pasar a fútbol once le buscó otra ubicación en la que ofreció un rendimiento incluso superior. "Me gustaba ponerlo por detrás del punta, con total libertad. Ahí es como le sacamos provecho en todas sus facetas, porque tiene una rapidez y una fuerza tremendas. Además, es el típico jugador que encara y si le sale mal, no le importa; repite".

De su carácter se queda con que "era un poco loquillo, pero un ganador puro. Ningún compañero era igual que él y se enfadaba porque no siempre le pasaban el balón. Iba ganando 3-0 y si la pelota salía fuera, corría a sacar de banda".

González nunca dudo de que más pronto que tarde iba a tener que seguir a Nadjib en otro equipo lejos de Lanzarote. Y así fue. Tras madurar en el Tahíche bajo la supervisión de Carmelo Hernández, el joven atacante recibió la oferta del Tenerife y dio el paso, aunque Luis puso de su parte para que su destino fuera otro. "Soy de la Unión Deportiva y le pedí a alguien que le dijera a Tonono (director del fútbol base del club amarillo) que siguiera al chiquillo. No sé si me hicieron caso o no, pero el mismo día que lo llamó el Tenerife, Las Palmas se puso en contacto conmigo para preguntarme por Nadjib, pero respondí que ahí no podía entra porque en su momento ya les había avisado".

Ahora permanece atento al desarrollo del que fue su pupilo y vaticina que "va a ser un tesoro para el Tenerife" siempre que no pierda la confianza de Raúl Agné.