El Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane ha publicado en su propia página web unas imágenes sobre el deterioro del centro deportivo y de salud de El Jable, reconociendo el abandono que sufre una infraestructura en la que se invirtieron cerca de tres millones de euros y que está paralizada desde hace más de seis años.

Si la intención de la corporación era trasladar a sus vecinos una visión real de cómo se encuentra la instalación, en un ejercicio de transparencia, la realidad es que lo ha conseguido, ya que las fotografías no dejan lugar a la duda sobre el despilfarro del dinero público utilizado para costear una parte de los trabajos, que contó también con financiación privada.

La publicación, alejada de lo que suele ser el uso de las redes sociales para "vender" cada cosa que hace el gobierno de cada pueblo, fue titulada con un aséptico "visita al centro deportivo el Jable", sin especificar de qué visita se trataba, y en la misma se puede comprobar que una parte de lo ejecutado se mantiene en aceptables condiciones, a pesar del tiempo transcurrido, mientras que, por el contrario, en otras zonas es más probable que se tenga que realizar labores de recuperación o incluso derribos.

Vecinos de Los Llanos de Aridane se han mostrado contrarios a la publicación en la web municipal del estado de las obras: "Yo si fuera miembro del ayuntamiento me daría vergüenza poner fotos de ese tipo.", "Lo único que producen estas fotos es pena y decepción", "Vergüenza deberían tener de subir esas fotos y mas invitar a visitar las instalaciones". Otros, por el contrario, se lo toman con más humor: "Menos mal que pusieron que era el centro deportivo del Jable porque a primera vista pensé que eran las ruinas de Chernóbil", "Centro deportivo el jable o centro penitenciario el jable? Busca las diferencias...".

La idea del ayuntamiento era crear en El Jable el Baltavida del Valle, es decir, un centro deportivo de las mismas características al ubicado en Breña Alta, con piscina climatizada y cubierta, gimnasio, ludoteca.... Una UTE asumió la responsabilidad de ejecutarla, con dinero también privado, obteniendo una concesión para la explotación del recurso durante 39 años. Era el boom inmobiliario, pero cuando llegó la crisis, en 2009, las obras se paralizaron y así se mantienen. Y lo peor (si es que hay peor) es que la empresa y el ayuntamiento mantienen un litigio abierto para rescindir el contrato firmado por ambas partes.