No son hedonistas, tampoco un producto enlatado de la factoría Marvel. Ellos son el anonimato, hombres y mujeres con escudos invisibles que luchan sin dietas ni cheques por una sociedad más justa y con derechos inquebrantables.

Puede ser usted, el que lee, el compañero que escribe sin miedo, también el nieto del preferentista al que no pudieron callar. Es el voluntario de Cáritas haciéndose preguntas y exigiendo al Gobierno de Canarias más celeridad con las PCI porque en la isla de los cinco millones de turistas algunos rebajan la leche con agua para alimentar a sus hijos. Son la PAH y los vecinos de Tacoronte secando aún las lágrimas de Antonio y Berta. Es Nicolás, el caballero de la dignidad que en Radazul decidió hace algunos años alquilar por un euro su apartamento a una joven que vivía en su coche, o el usuario del Albergue de Santa Cruz que increpa al concejal que posa en la foto sirviendo el potaje a los comensales sin apellido bonito. Incluso el alcalde que materializa la utopía y regala suelo al Gobierno de Canarias para que construya viviendas protegidas mientras ultima su aviso a las entidades bancarias: o paralizan los desahucios o sacamos el dinero.

Para decencia, la del edil perseguido en Arona que no titubeó y denunció uno de los mayores casos de supuesta corrupción urbanística en la Isla. Buenas intenciones las del consejero de Sanidad canario, que apuesta por la vuelta de los inmigrantes a la sanidad pública. Extraordinaria es la acción comunitaria de los vecinos de Masca, que, hartos de limitaciones en asistencia sanitaria, desafían los obstáculos y ayudan a cargar en hombros a los pacientes de avanzada edad porque las ambulancias no pueden girar en el caserío, parque temático de día, espejo de Las Hurdes de noche. Algunos recuerdan aquí la resistencia de Cho Vito pidiendo que la ley se aplique igual para todos.

Héroes son Ainara y "Juanito", el partido benéfico de Vitolo y sus Amigos, la Fundación Eidher y los nombres de cientos de voluntarios de las ONG en Tenerife que cambian caridad por justicia. Coraje lleva el nombre del padre que levanta la voz en el pleno exigiendo que eliminen las barreras en su municipio, cansado de que su hija no pueda acceder con la silla de ruedas a la biblioteca o al centro médico. Valentía la de la señora que friega escaleras y le grita "machista" al exdiputado Sigfrid Soria, a la par que los bañistas en la punta de Maspalomas vituperan a los inhumanos que ordenaron el traslado de inmigrantes en el volquete de un camión de limpieza.

Probablemente no serán objeto de hagiografía; sin embargo, están ahí, discretos y haciendo realidad la cita de Galeano: "Al fin y al cabo, somos lo que hacemos para cambiar lo que somos".

@LuisfeblesC