Es un mandato de la Constitución, en su artículo 6, a los partidos políticos. El texto dice: "Los partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la manifestación de la voluntad popular y son instrumento fundamental para la participación política. Su creación y el ejercicio de su actividad son libres dentro del respeto a la Constitución y a la ley. Su estructura interna y funcionamiento deberán ser democráticos". Cuanto incumplimiento de este mandato a lo largo de los años transcurridos, hasta hoy mismo. Y es que, en definitiva, quien manda ordena e impone.

Corría marzo de 1985 cuando yo reclamaba democracia interna en el seno el PSOE. Quien mandaba, tardó cinco meses en ponerme fuera del partido, cosa que ocurrió en agosto de 1985. Hoy, agosto de 2015, es Antonio Miguel Carmona, candidato que fue a la alcaldía de Madrid y portavoz ahora destituido, quien reclama esa democracia interna en el PSOE. O sea, treinta años después se está donde se estaba. En el poder del que manda. Democracia y/o primarias lo serán si se avienen al deseo del que manda. Experiencias de este tenor en el PSOE las ha habido a lo largo del tiempo. Supongo que también en otros partidos, casi seguro, pero a mí el que me duele es este PSOE al que hace mucho tiempo se le cayó la "O", se desdibujó la "S" y la "E" se fue a hacer puñetas con las ocurrencias de Zapatero.

La Federación Socialista Madrileña (FSM) ha sido siempre un foco de crítica ante los desvíos "pragmáticos" de las esencias del PSOE. Allí se asentaba un grupo crítico conducido por Santesmases y otros compañeros al que el Sr. Guerra definió como "grupo de opinión Izquierda Socialista". Ya podía "controlarlos". Y además le sirvió como marchamo de democracia interna.

Bajo su mando, el Sr. Zapatero trató de evitar las primarias en la FSM por cuanto que su deseo era imponer a su candidata (Trinidad Jiménez). Y Tomás Gómez le torció el brazo. Aquí, en Canarias, bajo el mismo mandato y siendo secretario general regional don José Miguel Pérez, este o aquel, aquel o este, tomó la decisión de cargarse las primarias en la Agrupación Local de Santa Cruz de Tenerife y aún a la Ejecutiva local, propiciando una comisión gestora. Como se ve, "democracia interna" a raudales.

La democracia interna en los partidos, que obliga la Constitución, no puede ser una expresión hueca, ha de ser una actitud de los militantes.