Parece que algo empieza a moverse al respecto. Cuanto menos, de palabra. La declaración de la consejera del Cabildo, Ana Zurita, presentando su macroplán para la recuperación del patrimonio, abre unas expectativas que no son nuevas, por cuanto desde hace cuatro años esta asociación lleva recibiendo mensajes de buenas intenciones con el resultado actual de que nada se ha hecho, todavía, para proteger este símbolo urbano de cómo las instituciones tratan un Bien de Interés Cultural, declarado Monumento, sobre el que tuvo que intervenir Fiscalía, bajo los auspicios de la asociación, para evitar su demolición, que se intentó iniciar con la del teatro anexo Pérez Minik.

En clave preelectoral se organizó una gestora ciudadana reivindicativa de este derecho popular a reclamar y/o exigir la restauración global del cúmulo de inmuebles catalogados como de especial protección, pero abandonada su conservación por la administración o, en su caso, por propietarios particulares. El éxito fue rotundo, como correspondía a la víspera de elecciones, y la aceptación por parte de todos los partidos políticos fue unánime en forma de declaraciones solidarias.

También, cómo no, nuestra asociación manifestó su apoyo incondicional a la gestión de la nueva plataforma, al tiempo que se le ofreció testimonio de la experiencia de estos cuatro años de actividad, de nuestras actuaciones, de los resultados obtenidos y de lo mucho, prácticamente todo, que aún queda por lograr.

La reticencia sobre la eficacia de las declaraciones institucionales está justificada por los hechos. La realidad es que nunca se cumplen las buenas intenciones por la consabida y reiterada muletilla de la falta de dinero.

Así sucedió con la anterior consejería múltiple del Gobierno de Canarias (Cultura, Deportes, Servicios Sociales y Vivienda), cuyo 91,3% de asignación presupuestaria se consumía interiormente en sueldos y estipendios de sus cargos públicos. ¿Cómo iba a quedar dinero para cubrir sus cuatro razones de ser?

Es por lo que resulta esperanzadora la irrupción mediática de Ana Zurita, que como concejala en la oposición ya mostró, dentro de su partido, cierta beligerancia en defensa del Viera y Clavijo; aunque insuficiente, porque todas las mociones al respecto fueron sistemáticamente rechazadas. Quizá también con algún síntoma de debilidad. Por ejemplo, su nula intervención ante el Ministerio de Cultura por sendas denuncias interpuestas desde la asociación por Expolio de Patrimonio, así tipificado en el C.P., y que solo recibieron como respuesta el silencio administrativo.

Aunque centrados por nuestro ideario en el Viera y Clavijo, seguimos con interés todo aquello que se mueva en favor del derecho ciudadano a exigir responsabilidades institucionales sobre el patrimonio histórico y cultural de Santa Cruz. Ardua labor queda por delante en virtud de la desidia previa y del abandono masivo de inmuebles supuestamente protegidos.

También resultará complicado, y en ocasiones, irresoluble, aplicar dinero público, por ejemplo, a edificios particulares, cuya profusión de familiares propietarios no les permita ponerse de acuerdo por razones de herencias mal resueltas. Será un ímprobo trabajo analizar caso por caso para evitar la picaresca de los listos que siempre aparecen por doquier.

Objetivos de rescate patrimonial son también las pequeñas grandes cosas que nadie parece saber dónde están guardadas: la carta de la rendición de Nelson, que debería estar junto al cañón "Tigre" en Almeyda; la fuente cibernética, un derroche fugaz que debería recuperar su espacio original; los bancos de piedra desaparecidos del García Sanabria; el confesionario neogótico de La Asunción; la anterior fuente de la plaza de La Paz, ¿no estaría bien en la Plaza República Dominicana?, y la preciosa e inutilizada escultura de Juan de Ávalos. Alegar reminiscencias o alegorías franquistas parece síntoma de analfabetismo propenso a la quema de libros...

Con mucha esperanza puesta en Ana Zurita y en la eficiencia de la nueva gestora que cuenta incondicionalmente con nuestra solidaridad y apoyo, lamentar, desde la envidia saludable, las odiosas comparaciones de "en Las Palmas, esto no pasaría". Léase cómo han luchado, unidos pueblo y dirigentes, con todo en contra, para evitar la demolición de su ilegal biblioteca.

*Presidenta de la asociación Por la Rehabilitación del Parque Cultural Viera y Clavijo