La subida de las temperaturas puede provocar apatía, irritabilidad, mal humor y confusión entre algunas personas, que ven cómo su bienestar, armonía e incluso salud mental se ven alterados durante estos días cuando el mercurio no da tregua.

La ola de calor no cesa en estos primeros días de agosto, que culmina su primera semana con unas temperaturas que oscilarán en buena parte de España entre 38 y 40 grados y con una veintena de provincias, en su mayoría en Andalucía, el centro peninsular y Baleares, en alerta naranja o amarilla entre el jueves y ayer.

Las temperaturas comenzarán a dar un pequeño respiro a partir de hoy, aunque no será hasta la próxima semana cuando realmente empiece a sentirse un agosto más fresco, que ha comenzado con la misma tendencia del pasado julio, en el que se estableció, con 26,5 grados, un nuevo récord de máxima temperatura media mensual en España.

Aunque normalmente el calor tiene un impacto estimulante sobre las personas y provoca "un humor amable o carácter euforizante", las altas temperaturas, en casos extremos, pueden actuar de manera negativa sobre ciertos colectivos, según explicó a Efe el doctor en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid Valentín Martínez-Otero.

"Un calor moderado estimula a salir más y a estar de buen humor, pero al superar un cierto nivel existe una sobreadaptación del organismo que puede conducir al malestar", señaló el experto.

Los individuos que padecen depresión, ansiedad, estrés o patologías de bipolaridad son más propensos a sufrir irritabilidad, debilitamiento o aturdimiento en estos casos.

Síntomas como confusión, descenso del rendimiento físico y psíquico, menor capacidad de reacción y concentración pueden desencadenar frustración entre algunas personas e incluso "reacciones agresivas".

Otros grupos vulnerables a las altas temperaturas son las personas mayores, niños, enfermos y todos aquellos que tengan una patología previa, que "deben extremar los cuidados".

Por su parte, Fernando Millares, profesor de Psicología de la Universidad CEU San Pablo, apuntó que casi un tercio de la población es "meteorosensible", padeciendo cambios anímicos vinculados a las temperaturas extremas y a la duración de las horas de luz, de manera que en estos períodos del años se ven afectados.