Esteban Hernández, representante de la Asociación de Libreros de Tenerife, pero que también cuenta con el apoyo del mismo colectivo de Las Palmas, reclama al nuevo Ejecutivo canario, que preside Fernando Clavijo, la recuperación de la tarjeta electrónica que permitía, a aquellos padres con niños en edad escolar, comprar los libros de texto en las librerías.

Los profesionales del sector confían en que la nueva consejera de Educación y Universidades, la nacionalista Soledad Monzón, sea "más sensible" con sus demandas que su predecesor, el socialista José Miguel Pérez, que eliminó esta modalidad de adquisición de libros de texto a poco de llegar al departamento regional.

Y no solo eso, critica ahora Hernández. "Intentamos hablar con él, pero nunca nos recibió. Una vez nos envió a la ya exviceconsejera Manuela Armas y todo fueron evasivas", subraya. Concretamente, las tarjetas dejaron de ser válidas durante el año 2012.

Hernández lamenta, además, que el expresidente canario, Paulino Rivero, no cumpliera su palabra con los libreros al permitir que se eliminara el citado recurso en su segunda Legislatura -sí lo hizo en la primera-, lo que ha abocado al cierre a una "gran cantidad" de librerías.

El sistema de tarjeta electrónica se implantó por primera vez el curso 2008/2009, fruto de convenios firmados por el Gobierno de Canarias con la Caja General de Ahorros de Canarias, la Caja Insular de Ahorros de Canarias y las Asociaciones de Empresarios del Comercio del Libro de ambas provincias.

Fue la primera experiencia en el Estado de utilización de un sistema electrónico para la compra de libros de texto, cuyo uso por el alumno continuaba funcionando en forma de préstamo. "Hubo una armonía entre la Consejería de Educación, que dirigía Milagros Luis Brito, y los libreros maravillosa", recuerda el librero tinerfeño.

La dotación económica destinada a este servicio en ese ejercicio superó los 8 millones de euros, de los que 5 millones los aportó el Gobierno de Canarias y el Ministerio de Educación 3,4 millones.