Lleva con moderado orgullo, sin falsa vanidad, eso de haberse convertido en la primera mujer premiada a lo largo de las diez ediciones del Festivalito, y admite que le habría gustado que más mujeres hubieran alcanzado antes este galardón.

Eva Lilith Pereda (Madrid, 1978), de madre palmera y amamantada entre artistas, reside hace dos años en la Isla Bonita, y representa el paradigma de artista polifacética que aborda la pintura, la danza, el cine o la "performance"; trabaja con Leo Bassi, monta piezas de videoarte, ocupa la escena, se planta ante una cámara y da rienda suelta a la imaginación, la explosión, la espontaneidad: como una paleta de colores.

Desde el lema del ave Fénix escogido para esta edición del Festivalito se le ocurrió alzar el "vuelo" con el corto "Quemar pajarracas", una historia "construida a partir de un patrón emocional", explica Eva Lilith, quien interpreta el personaje masculino en oposición a su amiga Eulalia Van Baumbhergen, que encarna a "una mujer muy exigente y convencional". Pero hasta ahí puede leer y es que prefiere que se visione su trabajo.

Está enamorada de la expresión y considera que el lenguaje cinematográfico le abre la posibilidad de establecer otros ritmos narrativos: "Con silencios largos, velocidades más aceleradas que las habituales... Jugar con los tiempos, algo que no puedo desarrollar con la pintura", dice.

El Festivalito es una cita "reconocida y reconocible en el exterior", destaca esta artista, quien sostiene que "así como en las Islas existen microclimas, también hay múltiples microescenarios que se descubren al rodar; son sensacionales y un regalo".

Y aún tiene grabada la imagen del público: "La gente estaba cansada después de haber permanecido durante algo más de cinco horas con una sucesión de pases", pero lo cierto es que la proyección de su corto provocó una reacción unánime en la grada. "Fue algo así como un choque; una sacudida", que desembocó en que el fondo musical de "Quemar pajarracas" se tararease repetidamente, también durante la entrega de premios.

"¡Entre 82 cortometrajes cantaban el whot whot!", que así suena la melodía. "Fue genial, la lié tanto que creo que se convirtió en la canción del verano en versión cortometraje".

La última vez que se presentó a un concurso de cine sucedió en la primera edición de Tiempo Sur y entonces acaparó varios premios con su trabajo "El signo del Sueño": Mejor dirección de arte, premio al mejor cortometraje Otras Miradas y mejor actriz, representando ella misma hasta siete papeles.