La agencia de inteligencia afgana acusó hoy al Ejército y los servicios secretos de Pakistán de entrenar, financiar y dirigir directamente a los talibanes, cuyo líder, el mulá Omar, falleció en abril de 2013 en suelo paquistaní, según se supo hace dos semanas.

"Nuestra guerra no es una guerra interna afgana. En los últimos años, los talibanes no han estado liderados por ningún jefe afgano sino por varios mandos militares paquistaníes", denunció el portavoz del Directorio Nacional de Seguridad (NDS, siglas en inglés), Abdul Hassib Sediqi, en rueda de prensa en Kabul.

Aseguró que la formación insurgente es "una herramienta" de las Fuerzas Armadas paquistaníes para la guerra contra la seguridad afgana, y que sus miembros son entrenados en el país vecino, donde también se fabrican las bombas que utilizan.

"Esta intromisión de las Fuerzas Armadas paquistaníes nos la hicieron saber diversas fuentes y también países extranjeros", detalló Sediqi, para agregar que Kabul tiene pruebas que demuestran la implicación de Islamabad en el manejo de la formación insurgente.

El portavoz del NDS añadió que Pakistán está tratando de poner fin a las divergencias internas que han surgido entre los talibanes después de que hace dos semanas se anunciase la muerte de su fundador, el mulá Omar, en abril de 2013 en un hospital de Karachi (su paquistaní).

Añadió que "círculos específicos" de las Fuerzas Armadas paquistaníes estuvieron implicados en los últimos ataques en la capital afgana, perpetrados a través de su "marioneta", la facción talibán conocida como red Haqqani.

Los insurgentes que el pasado viernes atacaron una base militar estadounidense y causaron la muerte de nueve personas utilizaron explosivos a los que sólo tienen acceso los gobiernos, que son imposibles de obtener en el mercado, según Sediqi.

Detalló que las fuerzas de seguridad afganas han desbaratado recientemente un gran número de ataques y que, en los últimos tres meses, arrestaron a más de 5.000 insurgentes y se incautaron de casi 17.000 kilos de explosivos.

El presidente afgano, Ashraf Gani, ya había exigido el lunes a Pakistán que combata de forma decidida a los talibanes en suelo paquistaní, para acabar con ataques como los sufridos el viernes en Kabul, con decenas de civiles muertos y heridos.

Tras anunciarse la muerte del mulá Omar, los talibanes nombraron como nuevo jefe a Ajtar Mohamad Mansur, considerado un insurgente moderado, abierto a negociaciones de paz y cercano a Islamabad.

El movimiento talibán ("estudiantes", en lengua pashto) surgió en la década de 1990 de las madrasas de Pakistán en las que estudiaban los refugiados de la guerra civil afgana.