El ayuntamiento de Xátiva, en Valencia, dio con una moderna solución para acabar con los desaprensivos dueños de perros que dejan esparcidas por las aceras las heces de sus mascotas. El análisis del ADN de las deposiciones caninas permite seguir el rastro hasta la cartera del dueño del culo infractor.

Traigo a cuento lo del análisis de ADN porque me da a mí que va a ser la solución para el conflicto que enfrenta a los ayuntamientos de Santa Cruz y La Laguna por el tema del tratamiento de las aguas residuales. Como ya saben, la depuradora de Buenos Aires (vaya nombre) no puede tratar adecuadamente toda el agua que le mandan desde Santa Cruz, La Laguna y El Rosario, así que el municipio capitalino se ve obligado a verter al mar unos veintipico mil metros cúbicos diarios de un agua mierdosa que según algunos está pretratada (o sea, un poquito descontaminada) y según otros está como los intestinos la pusieron en la red de alcantarillado; mierdosamente intacta.

Sea como sea, Javier Abreu en nombre de los laguneros acusa a Bermúdez de timarles, porque les cobra más de un millón al año por recibir sus aguas fecales y ahora resulta que en realidad las tira al mar sin depurar. Y Bermúdez le replica que las que tira sin tratar son de ciudadanos de Santa Cruz, porque no tiene capacidad para depurar todas las aguas residuales que le llegan. Nos enfrentamos, entonces, a una cuestión digna de Sherlock Holmes. ¿De quién es la mierda que echamos a la mar salada? ¿De los laguneros o de los chicharreros? Y además del origen intestinal del asunto, cabe preguntarse también: ¿es más tóxico el excremento capitalino o el de la ciudad de los adelantados?

Echando mano del análisis de ADN puede descubrirse fácilmente de qué traseros provienen las aguas fecales, en el caso de que eso tuviera alguna importancia. Si los políticos discuten con tanta pasión cuáles son los culos culpables, supongo que la tiene. O igual es que son una panda de inútiles bocazas y lo realmente importante no es de quién son las aguas mierdosas, sino qué se puede hacer con ellas. Y lo que procede es gastarse unos veinte millones de euros en ampliar la capacidad de la depuradora. Eso es lo que deberían estar discutiendo ahora mismo en vez de echarse la mierda unos a otros, como por otra parte es habitual en las aguas residuales de la política canaria.

De momento, señoras y señores, laguneros y chicharreros, si quieren ustedes que las aguas del mar estén limpitas y los cabosos y las fulas y los pejeverdes no coman otra cosa que algas, hagan el favor de aguantarse las ganas de ir al retrete todo lo que puedan. Cuanto menos excrementos manden pabajo, mejor. No se olviden que la fiscalía de Medioambiente está en el asunto y que mañana mismo se ponen a hacer análisis del ADN de los excrementos y vaya usted a saber qué culo aparece en la foto finish. Por si las moscas, cuanto menos mierda mejor.