El 85% de los niños españoles entre 6 y 9 años no consume una ración de verdura a diario, un porcentaje que se reduce al 63% en los niños entre los 5 y los 14 años, tal y como señala el presidente del Comité Científico de la Asociación para la Promoción del Consumo de Frutas y Hortalizas 5 Al Día e investigador del CIBERobn del Instituto de Salud Carlos III, Manuel Moñino.

Por otro lado, hay un mayor número de niños que consume al menos una fruta al día. Las frutas y las hortalizas son dos alimentos básicos en una dieta diaria y saludable, gracias al "alto contenido en agua, en fibra, en vitaminas y en minerales. En verano, hay que aprovechar las frutas y hortalizas de temporada, como la sandía, la fruta que más agua contiene y baja en calorías o el melón", señala Moñino.

La falta de estos alimentos y su sustitución por otros con más calorías o grasas puede aumentar el riesgo de sobrepeso y exceso de peso en los niños.

En 2013, el 24,6% de los niños entre 7 y 8 años tenían sobrepeso y el 18,4% eran obesos, según el "Estudio de Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad" de Aecosan.

Esto supone que casi la mitad de los niños y niñas en esa franja de edad padecían un exceso de peso, un problema que influye en la vida adulta ya que, según Moñino, un niño obeso "tiene más del 505 de probabilidades de ser obeso cuando sea adulto".

Por ello, Moñino aconseja consumir al menos cinco raciones entre frutas y hortalizas al día, es decir, "alrededor de más de 600 gramos por persona al día", aunque actualmente en España se consumen de media menos de 400 gramos por persona y día.

La recomendación genérica es de tres raciones de fruta y dos de hortalizas, aunque lo esencial es que se consuman ambos tipos de alimentos diariamente.

Una ración equivale a entre 140 y 150 gramos de alimento en crudo y limpio, lo que es igual a una pieza de fruta mediana de pera, manzana, naranja y a un plato pequeño de hortalizas cocinadas como acelgas, espinacas o col. Para las frutas más pequeñas o más grandes, habrá que ajustar el tamaño de la ración y la cantidad.

La familia es un factor determinante

El rol de la familia en la alimentación de los niños es muy influyente. Un cambio de hábitos no será posible si los padres no predican con el ejemplo, por lo que Moñino afirma que es importante que los padres tomen frutas y verduras "con regularidad y con la misma frecuencia que pretenden que los hijos la tomen". En algunas familias, y especialmente en aquellas con hijos que muestran un especial rechazo a las verduras o a ciertas frutas, la alimentación se convierte en un problema. En este sentido, Moñino señala que "la alimentación de los niños no es una batalla, ni tiene que causar estrés. Hay que tener paciencia, porque se está educando en hábitos y la familia es uno de los factores que más influyen a la hora de establecer los hábitos alimentarios en los niños".