La medicina hiperbárica es una de las partes de la medicina que más avances ha registrado en las últimas décadas, consolidándose como el tratamiento de cerca de una veintena de patologías, ya sea como terapia única o complementaria.

Se trata de un método terapéutico en el que se introduce al paciente en una cámara hiperbárica para someterlo a un ambiente con una presión superior a la atmosférica y hacer, de esa manera, que la sangre transporte mayor oxígeno a los órganos y tejidos del cuerpo.

En España apenas se llegan a contabilizar una docena de cámaras especializadas para atender casos como accidentes subacuáticos y otras patologías en las que es recomendable su uso. Una de ellas está emplazada en el Instituto Médico de Tenerife (Imetisa), donde cuentan con una de las cámaras hiperbáricas más grandes del país, de una capacidad máxima para diez personas y en la que se han llegado a acumular más de 2.000 sesiones a lo largo del pasado 2014.

A pesar de que lleva operativa desde el año 2009, uno de sus médicos responsables, Emilio Alonso, asegura que "son muchos los profesionales médicos de Canarias que todavía desconocen su existencia y las múltiples aplicaciones médicas que se le puede dar". En este sentido, añade que determinadas urgencias, como puede ser una intoxicación por inhalación de humo o por monóxido de carbono, que deben ser derivadas de inmediato al Servicio de Urgencias del Hospital Universitario de Canarias (HUC) por la posibilidad de precisar este tratamiento, no lo son por el desconocimiento de muchos facultativos de las indicaciones y la existencia de esta Unidad de Medicina Hiperbárica.

Para evitar esta situación, el grupo de trabajo de la Unidad ha llegado a realizar diferentes charlas en centros médicos de la Isla para informar de los posibles usos y aplicaciones que ofrece dicha cámara.

Estas intoxicaciones son sólo algunos ejemplos de patologías que se benefician de este tipo de terapia. Estudios recientes han abierto el abanico de posibilidades en los que la cámara hiperbárica se está convirtiendo en la verdadera alternativa para disminuir la mortalidad, agilizar el proceso de mejora del paciente o mitigar los efectos de determinadas enfermedades agresivas. "La mayoría de pacientes que acogemos en la cámara acuden a ella con úlceras vasculares, tanto venosas como arteriales, al igual que casos con problemas derivados de una radioterapia reciente, tales como la fibrosis de cuello, cistitis o proctitis actínica. No obstante, también hemos atendido otras patologías agudas como oclusiones de la arteria central de la retina, sorderas súbitas, infecciones de partes blandas o complicaciones de la enfermedad de Crohn, con muy buenos resultados", explicó Alonso.

Dos de las últimas enfermedades en las que se han logrado avances son la osteonecrosis de mandíbula o muerte de la células del hueso provocada por tratamientos de radioterapia o de una medicación específica, y la gangrena gaseosa, una forma de gangrena potencialmente mortal y de rápida propagación causada por una infección bacteriana, "donde el uso de la terapia hiperbárica ha logrado reducir su índice de mortalidad, superior al 50%, cuando se trata con antibióticos y cirugía, al 30% o 25% ", explica Alonso.

El propio experto también ha querido destacar las cualidades de este tratamiento para pacientes en los que se precisa una mejor cicatrización en cirugías recientes y para la viabilidad de los injertos. La aplicación de altas dosis de oxígeno acelera este proceso y el tejido se regenera con una mayor facilidad. Del mismo modo, existen otras patologías en las que aún se estudian los posibles beneficios que podría conllevar el tratamiento con oxígeno hiperbárico.

En buceo, enfermedad descompresiva

Uno de los usos más conocidos de estas cámaras hiperbáricas tiene que ver con el mundo del buceo y los siniestros derivados de una descompresión grave. En estos casos, la derivación hacia estos dispositivos debe ser inmediata, ya que el tiempo de respuesta influye en la aparición y gravedad de las secuelas neurológicas.

Precisamente, en este sentido se pronuncia Emilio Alonso, quien alerta del peligro que conlleva realizar determinados viajes específicos de buceo en los que se realizan hasta dos y tres inmersiones diarias, "lo cual supone un riesgo demasiado elevado". Además, ha alertado del incremento de sucesos de este tipo durante el 2014, respecto a años anteriores, llegándose a atender más de 20 pacientes con estos síntomas en Imetisa.

El propio especialista recuerda que, en caso de que un buzo presente algún síntoma tras realizar una inmersión deberá ponerse en contacto con el Sistema Integral de Emergencias 1-1-2 o acudir al Servicio de Urgencias del HUC, dejando bien clara la relación entre el problema de salud y la actividad subacuática. Los profesionales de estos servicios alertarán de inmediato a la Unidad de Medicina Hiperbárica para su tratamiento en Cámara.

Del mismo modo, se han realizado reuniones con representantes de la Federación Española de Actividades Acuáticas (Fedas), en las que se ha insistido en la prevención, detección y secuelas de los accidentes de buceo para tratar de concienciar a monitores y directores de clubes de buceo sobre las maneras de actuar en casos de siniestro.

Usos indebidos de la cámara hiperbárica

Al igual que ocurre en otros ámbitos de la medicina, el uso de la cámara hiperbárica se ha relacionado con algunos beneficios que, en ningún caso, se han llegado a probar. Este es el caso de los tratamientos de belleza, en los que algunos centros han llegado a ofrecer su uso como complemento cosmético, "aunque la alta concentración de oxígeno cause el efecto contrario a los tratamientos contra el envejecimiento", aseveró Alonso. Otro de los fraudes que se ha extendido tiene que ver con el rendimiento deportivo. En muchos casos se llega a confundir el uso de esta maquinaria como recuperador de un gran esfuerzo, tal y como ocurre con algunos deportistas de élite como el tenista Novac Djokovic, con la capacidad física que llega a otorgar una sesión de este tipo. La prueba la podemos encontrar en los centros de alto rendimiento, ubicados en altura, con bajos niveles de oxígeno (todo lo contrario que en el interior de la cámara), en los que sí se incrementan las capacidades físicas del atleta. El último de los ejemplos tiene que ver con su aplicación para procesos tumorales. A pesar del éxito obtenido en complicaciones derivadas de la radioterapia, hay que reseñar que el uso de la oxigenoterapia nunca se indicaría como tratamiento alternativo contra el cáncer, ya que está demostrado que el hecho de someter a un paciente con este tipo de patología a varias sesiones de oxigenoterapia provocará que el tumor evolucione más rápidamente, en lugar de eliminarlo.