Las leyes no son justas por ser leyes, sino que son leyes porque son justas. Así debiera ser, por lo menos. Pero uno se empieza a cuestionar las cosas cuando la venda en los ojos de la señora de la báscula funciona siempre cuando mira hacia abajo y se cae ligeramente de un ojo cuando mira hacia arriba. No es que uno quiera que se trate como a una princesa a la señora de Fuerteventura, la abuela que hace 16 años hizo una casa en un parque rural. Pero lo que parece un disparate es meterla en el talego por haber levantado una vivienda que a simple vista parece muy muy pero que muy pobre. Será la ley, pero si es así habría que cambiarla. Que se demuela la casa si el daño medioambiental es tan escandaloso, pero que se tome alguna medida para que la ceguera judicial no cause una enorme injusticia.