Cierto día mi abuelo Juan Bautista Oliva le dice a su amigo Juan Penedo: "Oye, Penedo, anoche soñé que nos caíamos desde una altura sobre dos bidones, el tuyo era de dulce y el mío de mierda", contestando el librero: "Coño, ya era hora que soñaras con algo bueno para mí", a lo que replica mi pariente: "Espera, que la cosa no acaba ahí, pues desde lo alto se oyó una voz nada sospechosa que dice: Lameos los unos a los otros". Otra anécdota de esta singular pareja de amigos y además coñistas y vecinos de calle.

Hay otro golpe, esta vez de mi amigo y compañero Álvaro Belda (paz descanse) cuando, ejerciendo de abogado, le dice a mi padre, llamándolo al teléfono de su despacho en La Laguna: "Le tengo que dejar una demanda por lo que quisiera que mañana, sobre el mediodía, pasara por mi despacho a recogerla". Acto seguido mi "viejo" le dice: "Lo siento, don Álvaro, pero mañana me es imposible", preguntándole el abogado: "Pero ¿por qué don Juan?", contestándole mi progenitor: "Es que a esa hora tengo un reconocimiento en la Punta", remachando el "togado" Belda: "Pero, don Juan, ¿a usted no le da vergüenza a sus años?". Ello viene a demostrarnos de forma palmaria el ingenio de Belda.

Una vez recuerdo que le dije a Álvaro: "Mira Belda, he decidido darme de baja de abogado y de alta de procurador, y así le puedo ayudar a mi padre, que casi siempre está malo", siendo entonces cuando Álvaro me dice: "Bueno, hombre, serían los mismos perros con distinto collar, y perdona por lo de collar".

Un año en Ycod y en el mes de septiembre, con motivo de las fiestas del Cristo y a los pies del drago milenario, el Ayuntamiento invita de mantenedor al ilustre abogado lagunero don Manuel González de Aledo y Rodríguez de la Sierra, y la presentación de este, haciendo poco más o menos de maestro de ceremonias, corrió a cargo del célebre novelista, escritor y poeta Emeterio Gutiérrez Albelo, que tomando la palabra realiza una semblanza biográfica del citado mantenedor, quien con su verbo culto y su brillante oratoria habló de la ciudad del Drago, de sus orígenes, de la plaza y playa de San Marcos, y cómo no de su Cristo. Fue muy aplaudido y no le hicieron la ola porque por aquel entonces aún no había aparecido esta forma de manifestación.

A su término sube al escenario Emeterio Gutiérrez "Palpelo", como cariñosamente le conocíamos sus amigos laguneros, quien en nombre del Ayuntamiento y de la Ciudad de Ycod de los Vinos le da las gracias al mentado mantenedor por tan feliz, erudita y atinada intervención, y por si esto fuera poco, y un tanto al cierre del acto, dirigiendo su mirada a su amigo Aledo y al público, les recita la siguiente magistral composición: "Aludo a Aledo / que está a mi lado / que por ir al Lido / acabó en el lodo". Vamos, surrealismo literario puro, ¿o no?

Cuando en Santa Cruz me encuentro con alguna de sus hijas les recuerdo esto y juntos nos estallamos de risa.

Mi buen amigo, el abogado, Eugenio (Menio) González Pérez, en cierta ocasión, le dijo a don Ramón González de Mesa y Suárez-Madan, padre de mi querido Ramón González de Mesa y Machado: "Mire, don Ramón, vengo de informar en la Sala de lo Civil, en un asunto bastante complejo, y consumí dos horas en la exposición y en cambio el compañero abogado de la contraparte, Juan-Antonio Rodríguez Sánchez (conocido cariñosamente por "el gomerito") se lo despachó en dos minutos". A lo que don Ramón contestó, refiriéndose al segundo de los abogados: "O es un coloso de la síntesis o un fuerte insensato"... Otra más de las cientos de anécdotas de este ilustre abogado del foro tinerfeño, que antes de estallar el movimiento fue diputado a Cortes por la CEDA y descendiente del célebre corsario "Amargo" Pargo, que fue el que donaría el sarcófago donde descansa desde hace siglos sor María de Jesús de León Delgado, en el convento de las Catalinas de la plaza del Adelantado de la ciudad, Patrimonio de la Humanidad, de San Cristóbal de La Laguna, conocida como la Siervita de Dios y que pemanece incorrupta a pesar de lo cerca que está el Ayuntamiento. A ella se le atribuye este clarísimo milagro.

*Pensionista de larga duración y hemerotequista de amplio espectro