Diagnóstico: "Desatención a la discapacidad, discriminación y desigualdad a la vista de los incumplimientos legales y morales". Así valora el colectivo Queremos Movernos, que defiende alas personas con discapacidad, la reforma del edificio del Centro de Atención Especializada (CAE) J.A. Rumeu, conocido como Ambulatorio de Tomé Cano, tras la denuncia pública de usuarios del inmueble, dada a conocer esta semana "por la falta de accesibilidad no corregida con la obra en curso, a la cual nos adherimos".

Un portavoz de la asociación analizó: "Una rampa permite el acceso a la nueva unidad de prevención oncológica. De igual forma se pudo haber proyectado hacia la puerta principal del edificio. En este caso, poder no habría sido más que querer. No entendemos las explicaciones oficiales de que se trata de un edificio singular y ya existente. Singulares y ya existentes son también los Paradores Nacionales o la Muralla de Ávila y se han podido adaptar".

"La accesibilidad, recalcan, es un principio que debe regir la actuación de las autoridades sanitarias a la hora de poner en marcha instalaciones, dependencias y servicios. Para atender a las personas con discapacidad y para mejorar la atención global de todos los usuarios. Pero la accesibilidad no solo es un valor que mejora las condiciones de vida de las personas. Es un imperativo legal, máxime en un servicio de especial trascendencia social".

Queremos Movernos denuncia que "la Sanidad canaria no atiende a las personas con discapacidad en igualdad de condiciones que al resto de ciudadanos. Y no solo nos enfrentamos a las barreras arquitectónicas para acceder a los edificios. Las personas sordas siguen sin posibilidades de comunicación con los equipos sanitarios porque no cuentan con intérpretes de lengua de signos o adaptaciones que la hagan posible. Los ciegos se encuentran con paneles luminosos en los que se proyectan los turnos para pasar consulta sin adaptaciones de voz, lo que les impide acudir solos a sus citas médicas".

En cuanto a las personas en silla de ruedas, añaden, "tienen problemas para ser atendidas en consulta por la falta de equipamiento que hace imposible, en muchísimas ocasiones, transferir al paciente de la silla a la camilla. Por último, acudir a un centro sanitario y conseguir un baño adaptado suele ser una odisea".

Desde Queremos Movernos resumen: "La ausencia de accesibilidad es un trato discriminatorio. La obra del Ambulatorio de Tomé Cano no contempla la eliminación de barreras y eso no tiene justificación. Las personas con discapacidad no pueden seguir, en pleno siglo XXI, entrando por la puerta de atrás". Y concluyen: "Quienes gestionan nuestra comunidad deberían saber qué obligaciones tienen para un 2017 a la vuelta de la esquina. Si la obra la pagamos todos, cuando esté finalizada debe ser un edificio al que todos accedamos en igualdad".

Una addenda necesaria para Queremos Movernos antes acabar. Hace referencia a "tres apuntes legales" para consultar: la vigente Ley 38/1999 de 5 de noviembre de Ordenación de la Edificación; el Código Técnico de la Edificación, modificado entre otros por el Real Decreto 173/2010, de 19 de febrero, y la definición del "derecho humano" a la salud de la OMS".

Edificio ya existente

La Consejería de Sanidad ha insistido en que "la obra de rehabilitación es de un edificio ya existente y desde el inicio condicionada por una estructura. Desde su origen, hace más de 50 años, la entrada principal tiene problemas de accesibilidad, con varios escalones insalvables. Pero dispone, desde siempre, de un acceso sin barreras en la planta -1 . La rampa se ha hecho donde ha sido posible y con la pendiente para cumplir la normativa, pues en la entrada principal no era viable.