La derrota de Los Pajaritos ya figura en la historia negra del CD Tenerife. Es la peor de su historia en una primera jornada desde que ascendió en la década de los 50 a Segunda División. El 6-3 que le endosó el Numancia supera el 4-2 de la temporada 10-11, la del último descenso a Segunda B, en la que ejerció como verdugo el Girona. Curiosamente, el entrenador del cuadro catalán era Raúl Agné. El de Mequinenza ha pasado ahora a ser el que sufra un resultado tan abultado, el peor de su carrera como entrenador en las dos máximas categorías del fútbol nacional.

En un estreno liguero tampoco había perdido en tantas ocasiones el conjunto tinerfeño por tres goles de diferencia. De hecho, solo en 1972 y 1974 cayó por 3-0 ante Sevilla y Córdoba. Por tanto, también pasa a engrosar un lugar destacado en esta faceta su primer encuentro del ejercicio 15-16.

De las circunstancias que se dieron en el choque del pasado domingo la que más llama la atención tiene que ver con la segunda parte, en la que los blanquiazules encajaron hasta cinco goles. Es la tercera vez en la historia que le sucede esto al Tenerife, pero hay que remontarse a las temporadas 55-56 y 59-60 para encontrar los precedentes. Jaén y Levante ganaron a los insulares 8-3 y 8-2 respectivamente, anotando cinco de sus dianas después del descanso.

Acudiendo a los resultados históricos, el club insular solo ha recibido seis o más goles en siete ocasiones fuera de casa (y una en el Heliodoro Rodríguez López). La última vez que encajó esta cifra antes del descalabro de Soria fue hace 21 años. El Zaragoza le ganó por 6-2 al equipo que entonces dirigía Jorge Valdano, más centrado en el posterior encuentro europeo que debía afrontar que en la visita a La Romareda. Tres años antes sufrió el mismo resultado en Valladolid. También fue capaz de marcarle seis tantos el Murcia, pero ya hay que remontarse a 1978.

El varapalo ha sido tal que el entrenador blanquiazul no dudó en pedir perdón y "asumir toda la responsabilidad" de lo sucedido en Los Pajaritos. Mientras, los jugadores llegaron a la Isla ayer con caras de circunstancias. Pedro Martín no se explicaba lo sucedido. "Fue un partido loco, de los que no había vivido en mi vida", aseguró antes de lamentar la peor consecuencia de la goleada: "A mí lo que más me duele es que la gente piense que ahora no debe confiar en nosotros. Somos los mismos que durante la pretemporada".

El delantero reflejó el sentir del vestuario al desear "que llegue cuanto antes el partido ante el Nástic de Tarragona". Por eso, pidió a la afición que "por favor sigan apoyando". A cambio, una promesa: "Nosotros lo vamos a dar todo y todavía queda mucho. Esperamos dar alegrías pronto".