Con puntualidad británica, la aún poderosa voz del cantante galés Tom Jones se adueñó del recinto ferial de Santa Cruz de Tenerife nada más salir a escena, donde fue recibido con una ovación a la que se apuntaron las cerca de seis mil personas, según la organización, que asistieron a este histórico concierto, último de su carrera profesional y primero y único que ofreció en Canarias en toda su dilatada vida artística.

Con su poblado pelo canoso medio rizado y una perilla a juego, el "Tigre de Gales", a sus setenta y cinco años de edad, subió al escenario vestido con una chaqueta azul y un pantalón negro, que destacaba su porte elegante de "sir" británico.

Dos guitarras y el batería (Gary Wallis), director musical, lo acompañaron en la interpretación del tema que abrió el recital, "Burning hell", con sonido blues, de Jhon Lee Hooker.

Le siguieron otros de su nuevo disco, donde se unió el resto de la banda; "Spirit of the room", "Mama told me not to come", entre otras canciones que fueron subiendo los ánimos del público, que empezó a levantarse de su sillas y bailar en los espacios libres que quedaban entre las ordenadas filas de butacas.

Al tiempo que la gente, entre la que se encontraban muchos extranjeros, sobre todo británicos, que vinieron en guaguas desde el Puerto de la Cruz y distintas zonas del Sur de la Isla. También se animaba el "Tigre de Gales", que hizo algunos comentarios entre canción y canción. Él movía rítmicamente su cuerpo y sus manos, a modo de director de orquesta en algunas ocasiones, sobre todo su mano derecha.

El escenario tenía al fondo una pantalla gigante en la que se proyectaban imágenes de fuego, nieve, lluvia, lámparas de papel que subían al cielo simulando estrellas y otros recursos visuales que estaban relacionados con las letras que interpretaba en sus canciones.

El concierto siguió "in crescendo guiado" por su fuerte y poderosa voz, mientras hacía constantes guiños al público, hasta que llegó una versión lenta de "Sex bomb", muy aplaudida por los presentes.

Fue una larga veintena de temas en los que Sir Tom Jones tocó todos los registros que domina con su versátil voz: blues, jazz, rock, country, rhythm and blues y góspel, mientras terminaba sus canciones con su característico ¡yeah!, que lo distingue desde su juventud.

También hacía sus bromas con el respetable, además de comentar que le encantaba estar en Tenerife, a pesar de que era la primera vez que venía a la Isla, aunque sus primos ya le habían hablado de sus excelencias.

Hubo un momento, cuando interpretó el tema titulado "Leave your hatol", en el que se quitó la chaqueta y la tiró, o cuando una anónima del público le dijo en alto "te quiero" y el respondió que él también.

Su repertorio también incluyó otras canciones emblemáticas como "Delilah", "It''s not unusual" y "Green, Green, Grass of home", hasta que llegó el final de este magnífico concierto en el que estuvo arropado por una magnífica banda de músicos. Incluso interpretó varios extras, entre los que destacaron "Thunderball", que grabó para la película de OO7, que remató con sus "Oh yeah o yeah" determinantes. También cantó "Kiss", uno de sus temas más famosos, y la audiencia muy entregada bailó y bailó; le siguió "Shake, rattle and roll", y "Strange things".

Por último, presentó a todos los componentes de la banda, excelentes músicos, se despidió de Tenerife y agradeció el amor que le habían mostrado. La gente se fue muy satisfecha con la lección de historia musical que dió el "Tigre de Gales", que alegró la vida un par de horas a todos los presentes en este histórico concierto que recordarán durante mucho tiempo. La leyenda Tom Jones sigue viva y con una poderosa fuerza.

Doscientos mil watios de iluminación, cien mil de audiovisuales y seis mil de sonido fueron los recursos técnicos y escenográficos que se utilizaron ayer en el concierto del cantante galés.