Cual serpiente de verano / que resurge en la calenda, / ha nacido otra mayor / de la mano de alcaldesa. / Su lugar es el polígono / donde la industria y la empresa / se extienden por sus dominios / tras oportunas licencias. / Mas hete aquí que un ofidio / de azulina procedencia / ha surgido de un gran huevo / popular, para más señas. / Causa y gresca entre vecinos / que en igual correspondencia / se reparten la extensión / y el deber de mantenerla. / Aunque sólo el promotor / de la reciente frontera / es fiscal denunciador / de abandono de encomienda / del vecino de los vinos / y el mariano, que tal reza. / Ese sólo es el motivo / de las rayas bien impresas / con pintura azul pitufo / en la asfáltica lindera, / para resaltar quién cuida / de sus calles y callejas, / o repone el alumbrado / y repara las aceras. Misión que asume orgullosa / la alcaldesa güimarera / al tiempo que acusa firme / la carencia que otras muestran / que no invierten ni un real / en cuidar y mantenerlas. / Como quiera que el rival / ante el hecho se rebela / ya tenemos el guión / de culebrón o novela / por dejación responsable / del que ahora más protesta, / desempolvando las leyes / de viales, por más señas. / Como quiera que la acción / ha partido de la fémina, / el de Arafo ha de plegar / por incumplir su promesa / de mantener floreciente / el total de su parcela. / Visto así, yo me pregunto / si en la ya cercana fiesta / de la Virgen del Socorro / se cobrará la asistencia / a las gentes peregrinas / procedentes de otras tierras / que no aplaudan el azul / de alcaldada manifiesta. / Aboguemos por la paz / y dejemos que se quieran / dos que son de igual especie / aunque muchos no lo crean, / que Dios los cría y se juntan / a pesar de las fronteras.

Posdata: el camino del Socorro es el río que me lleva, a pesar del tinte azul que ha marcado la alcaldesa.

He concluido este romance improvisado sobre la marcha con una copla mía, escrita y premiada en su día en el primero y único certamen de coplas canarias que ha promovido hasta ahora el Consistorio güimarero, con la colaboración de los Amigos del Arte locales. Versos, los dos últimos, que he cambiado y que rezan así: "Tras los pasos de la Virgen / hasta el día en que me muera".

Y si he querido gastar una broma con una cuestión intrascendente, que habla de exceso de autoritarismo de una parte y dejación de obligaciones por la otra, lo único cierto de todo ello es que de esta trifulca de una noche de verano debe germinar un entendimiento final entre dos políticos que antes fueron de igual cuerda, aunque ahora tengan por desafectos su ideología divorciada -suponiendo que la tengan, que es mucho suponer-.

El caso es que, aunque esto sea una discrepancia entre vecinos, no es un ejemplo edificante para sus administrados, que a juzgar por las declaraciones de estos días, pasan olímpicamente de la contienda.

Ya hay muchos otros ejemplos de cierre de fronteras, como lo son o han sido los de Israel y Palestina, o los proyectados en Hungría para impedir el paso a los refugiados del Este, o el de las espaldas mojadas entre México y Estados Unidos, y sin ir más lejos, el de ese muro natural que supone el mar, complementario con los otros edificados por el hombre.

Dígannos si, simplemente, con trasladarnos al teatro de estos conflictos, no nos resultan risibles estos gatuperios domésticos, que no son sino serpientes de verano divisionario. De verano azul, en este caso.

jcvmonteverde@hotmail.com