Según los primeros datos del segundo trimestre de este año 2015, la economía española creció un 1% y se prevé que en el tercer trimestre se ralentice el crecimiento hasta el 0,8% intertrimestral.

Este crecimiento se basa en el consumo interno y, sobre todo, en la demanda interna tanto pública como privada, con una aportación inapreciable de la demanda externa.

La demanda interna, a juicio de los analistas, estuvo algo sobrecalentada por la contención en el consumo interno en la crisis, a la espera de la recuperación ansiosa de la confianza en la economía, pero que no tiene mucho recorrido en el tiempo.

Esto se convierte en una llamada de atención para que tengamos en cuenta que el tamaño de las empresas se está reduciendo, tanto en función del número de empleados como de sus activos.

Y con ello, las batallas sobre la mejora de la productividad, innovación, la excesiva burocracia y legislación o la fluidez del crédito a las familias y empresas no han hecho más que empezar, y no tengamos dudas, es el tablero donde se juega la recuperación económica y el empleo del futuro.

Un reto ilusionante en el que debemos comprometernos toda la sociedad.