El chef español Andoni Aduriz explicó hoy en la Exposición Universal de Milán la experiencia de su restaurante "Mugaritz", mostrándose abierto a la creatividad de otras disciplinas para enriquecer su propia cocina.

Aduriz remarcó en declaraciones por teléfono que cualquier disciplina creativa "esconde mecanismos de creatividad" que se pueden trasladar al mundo propio.

En su caso, sus numerosas colaboraciones con músicos, escritores, ilustradores, artesanos y diseñadores, entre otros, le han permitido desarrollar platos originales para "implicar al comensal en algo más allá de la mera observación".

"De la gente creativa aprendes a ser creativo", sostuvo el cocinero vasco, cuyo restaurante Mugaritz en Errenteria (Guipúzcoa) tiene desde 2006 dos estrellas Michelin y fue reconocido este año como el sexto mejor del mundo según la clasificación de la revista británica "Restaurant".

La relación de la gastronomía con la música o el cine se ha visto plasmada en obras como el documental realizado por la compañía teatral La Fura dels Baus sobre Aduriz, que quiso reflexionar en el pabellón de España en la Expo acerca de ese proceso.

"En el fondo casi todas las disciplinas que disponen de creatividad comparten un 80 % de inquietudes y lenguaje similar", apuntó el chef, dispuesto a tomar ideas "para ampliar las fronteras".

Para Aduriz, un apasionado de la botánica, la literatura o el arte, "todas las culturas tienen una expresión musical y culinaria muy definida, uno de los lazos de unión de dos disciplinas que no tienen nada que ver".

Reconoció que no necesita buscar artistas que se interesen por la gastronomía porque -dijo- "gentes de otros mundos" se le acercan "con curiosidad".

Una inquietud que igualmente ha acompañado a Aduriz en su carrera desde el inicio.

Según contó, cuando comenzó a trabajar en una pizzería de la ciudad de San Sebastián solía ver una furgoneta que descargaba los sacos de harina, los tomates y otros productos en el establecimiento antes de poner rumbo a otro destino cargando cajas de pescado y fruta.

"Me generó el deseo de seguir aquellos productos en su camino en la furgoneta y terminé en el restaurante en el que estos acababan", explicó en relación a ese "primer escalón" de su formación, que después le llevaría a otros restaurantes de la mano de grandes cocineros como Ferran Adrià.