La Verbena de La Pamela estaba en el punto de mira tras los incidentes del año pasado. Tanto que hasta la comisión de fiestas de Tejina había solicitado mayor presencia policial. Y así fue.

El aumento de los efectivos de seguridad, el control policial en las carreteras y la distribución de las zonas de música, entre otros aspectos, surtieron efecto y La Pamela transcurrió por los derroteros de los que nunca debió salir: fiesta, diversión y mucha originalidad. Siempre con alguna excepción, como es normal en estos casos.

Los tejineros -y los que no lo eran- tiraron de imaginación y volvieron a lucir modelos de pamela dignos de cualquier récord.

Finalizada la primera parte de la multitudinaria verbena, que se prolongó hasta bien entrada la noche, llegó la hora del descuelgue de los corazones. Y con ella los empujones y forcejeos por hacerse con una torta o, en su defecto, con alguna fruta. Nada nuevo; es la tradición. Y el año que viene más. Los corazones volverán a palpitar, porque los tejineros así lo han querido.