No voy a ocultar que aplaudo sin reserva la decisión de Clavijo de comprometerse ante Rajoy a que Canarias acoja la cuota de refugiados que nos toque, de esas decenas de miles de seres humanos desesperados que asaltan la fortaleza segura de la vieja Europa. En materia de ayuda humanitaria, cooperación y defensa de los valores solidarios, creo que es la primera vez -la primera- que aplaudo a un presidente del Gobierno de Canarias. Confío sinceramente en que no estamos ante una pose: es tiempo de hacer una nueva política donde la demagogia y los clichés den paso a ocuparse de lo que de verdad es importante... Me hago cruces o que la cosa no quede en palabras. Porque a veces la propaganda nos confunde: por ejemplo, siempre con la reunión de ayer en mente, es pura propaganda vender como una demostración del interés de Rajoy esa reunión que ayer mismo se celebró en Madrid para tratar del REF económico. Quedó programada hace semanas, tras el encuentro de Clavijo con Soria...

La cosa es que tras el encuentro en Moncloa, más allá de las buenas intenciones y las palabras de cortesía que proceden cuando se produce cualquier reunión entre gente civilizada, lo que cuenta ahora es hacer el seguimiento de las verdaderas intenciones de Rajoy para con Canarias y su nueva administración. Comprobar si el cambio de estilo en la forma de gobernar esta región, evitando el pleito y el enfrentamiento por sistema, va a suponer también que por parte del Estado se produzca un mayor esfuerzo inversor en el Archipiélago y una reactivación de las políticas de empleo, tras una entera legislatura en la que la política -entendida como conflicto- provocó un absoluto distanciamiento del Gobierno de España y un castigo constante a las islas en los Presupuestos del Estado.

El inminente debate y aprobación de los Presupuestos de 2016 es una magnífica ocasión para comprobar si el Gobierno del PP ha decidido enterrar definitivamente aquella política del "cuanto peor mejor" que se articuló con decisiones tan injustas como secar de recursos los convenios de carreteras y de empleo que cubrían parte de la inversión prevista en el REF, o castigar a los canarios con disposiciones atrabiliarias como el "certificado de indígena" a que se nos obligó a cuenta de la residencia.

Es cierto que a pesar de las proclamas optimistas del PP, la crisis está aún lejos de ser superada, que no hay recursos públicos suficientes para atender todas las necesidades y todas las peticiones, y que es tarde, desde luego, para reparar los estropicios causados en los últimos cuatro años de pelea de gallos. Pero hay cosas importantes que pueden y deben hacerse: Canarias necesita que al menos se produzca un incremento en torno a unos 200 millones de euros para infraestructuras, básicamente para carreteras, y de 40 millones de euros para financiar el Plan Integral de Empleo. Dicho mal y pronto, con los Presupuestos 2016 a la mano, Rajoy lo tiene a huevo para demostrar al Gobierno y a la sociedad de las islas que las cosas han cambiado. Pero de eso yo no he escuchado aún ni pío...