Los problemas de seguridad de la antigua Celgán desaparecen con la demolición, pero no ocurre lo mismo con los sociales. Dos de los cinco últimos residentes de la fábrica abandonada han pasado a ocupar con sus enseres uno de los laterales del pabellón Pancho Camurria, según reconoció ayer el concejal de Asuntos Sociales, Óscar García.

"Están allí porque no quieren alojarse en recursos sociales. Utilizan algunos servicios del Centro Municipal de Acogida, tales como comedor o duchas, pero no aprovechan los recursos alojativos que se les ofrecen", explicó el edil. "No los podemos obligar a irse", se lamentó.

Aun así, García manifestó que van a seguir trabajando para aproximarse a estas personas para intentar que "confíen cada día un poco más en los recursos que ponemos a su disposición".

"Todos están censados y son conocidos", dijo, en referencia al conjunto de residentes en el núcleo chabolista en expansión. "Muchos de ellos se niegan a ir a acudir al Centro Municipal de Acogida. Cada caso es individualizado y se trata de irlos persuadiendo poco a poco", añadió.

El concejal de Asuntos Sociales recordó que la oferta de recursos para personas sin hogar del Ayuntamiento de Santa Cruz es muy amplia. "Están las UMAS, centros de baja exigencia, casas de acogida, pisos de autonomía, PEAS de alquiler. Todas las herramientas están a disposición de quien quiera aprovecharlas". De hecho, el edil recuerda que otra persona de la Celgán sí se ha quedado en El Albergue, y otra pareja fue derivada a Café y Calor.