Vive el PSOE canario un momento de especial tensión que -dicen algunos- es sólo fruto de los ajustes para encajar la bicefalia que ahora define al partido, con un secretario general que hasta ayer era vicepresidente del Gobierno y una vicepresidenta del Gobierno que hasta ayer no mandaba nada. Ahora manda lo que le toca en el Ejecutivo, pero dicen que no acaba de ser asumida por la dirección regional. Yo no creo que sea así: el viernes en la reunión de la dirección socialista, se dieron algunos pasos para resolver esa tensión, nombrando a los miembros de la Mesa de Negociación el Pacto, que ahora pasa a ser Comisión de Seguimiento. Los cuatro miembros de la Mesa la abandonan, algunos a petición propia, como Paco Hernández Spínola, que quiere centrarse en las primarias para ser nominado como candidato a diputado al Congreso y otros "a petición ajena", como Julio Cruz. No ha estado muy fino el secretario de organización del PSOE en los últimos meses. No lo estuvo con su estrategia de ruptura traumática en La Gomera, que llevó al PSOE a quedarse en cuadro en la isla, y no lo ha estado en los últimos días, con un discurso peleón y asirocado que ya le ha enfrentado con Patricia Hernández y con José Miguel Pérez al mismo tiempo. Concitar el desafecto de ambos es todo un récord: la vicepresidenta siempre ha dejado ver que no lo traga mucho, sobre todo después de soportarlo en la penosa gestión de la última campaña electoral regional, y ahora José Miguel Pérez quiere retirarlo de la secretaría de organización, para colocar a Francisco Alcaraz, un "viejo rockero" del PSOE grancanario, afín a Pérez. Cruz no está por la labor de renunciar a sus actuales responsabilidades como secretario de organización y administración, y ya ha dejado claro que no cree que los argumentos utilizados por Pérez -la dificultad de dedicarse al Senado y organizar el próximo cónclave del PSOE- sean coherentes. Quizá no lo sean, pero desde luego revelan que la unanimidad para colocar a Cruz en el Senado como representante socialista por la Comunidad Autónoma obedecía más al deseo que al de premiarlo.

De momento, Cruz ya está fuera de la Comisión de Seguimiento, un organismo que será clave en la gestión de los conflictos entre Coalición y el PSOE, que no parecen haber hecho sino empezar. El viernes se nombraron dos de los cuatro miembros de esa comisión, y Patricia Hernández colocó a dos suyos: el nuevo portavoz parlamentario socialista, Iñaki Lavandera, y Aarón Afonso, el nuevo consejero de la Presidencia. Faltan dos que Pérez no tenía cerrados el viernes. Pero todo apunta a que el PSOE ha decidido navegar esta etapa de bicefalia hasta el congreso manteniendo las formas y buscando el acuerdo entre la dirección y el Gobierno. De momento, el primer acuerdo es quitarse de en medio a Julio Cruz. Y no sólo de la Comisión de Seguimiento del Pacto. Habrá que ver si Cruz, que no es precisamente un primerizo, logra resistir. En ello está.