Insiste en defender que el "leitmotiv" del equipo directivo del Círculo de Bellas Artes de Tenerife, institución cuya presidencia asumió hace 11 meses y que ayer celebró su noventa aniversario, sigue siendo potenciar lo contemporáneo en cualquier ámbito creativo. "Un artista que empieza nunca va a mostrar su primera exposición en el TEA, pero sí aquí", explicó Dulce Xerach Pérez justo antes de tirar de un sólido referente cultural. "La primera exposición de Óscar Domínguez se montó aquí; el Círculo de Bellas Artes le dio esa posibilidad cuando aún no era nadie", destacó una gestora que refuerza en cada una de sus reflexiones el concepto de equipo. "Esta no es una labor exclusivamente mía. Aquí hay más gente implicada y, sobre todo, es algo en lo que están participando las personas que han confiado en nosotros para mostrar su obra", agradece.

¿En qué condiciones celebra esta institución sus 90 años; cómo respira en la actualidad el Círculo de Bellas Artes de Tenerife?

Llega con el inicio de una ola que no sé cuál será su tamaño real porque todavía se está formando. Estamos en un punto de recuperación de la acción. En los últimos 11 meses hemos trabajado para que el Círculo de Bellas Artes volviera a tener el gran movimiento que tuvo en el pasado, pero contando cosas que ocurren hoy. No sé el resultado final porque este va a estar conectado con la calidad de la gente que participará en este proceso, pero espero que esta ola acabe bien o muy bien. Mal no creo que acabe. Este ciclo es mejor que el de hace cinco años.

No digo que antes no se hiciera nada, pero lo cierto es que últimamente se habla cada vez más de sus actividades.

Yo respeto muchísimo la etapa anterior y creo que fue durísima. Solo llevo 11 meses en la presidencia y no es fácil gestionar un edificio de cinco plantas que no tiene recursos, en medio de la calle Castillo y que no cuenta con subvenciones regulares de la administración pública. Creo que después de doce años Miriam Durango estaba agotada. Es completamente imposible mantener el ritmo y la ilusión que tengo en estos momentos tanto tiempo. Hay que buscar gente preparada y que esté dispuesta a dar mucho durante cuatro años.

¿Es consciente de que esta ilusión es pasajera?

Por supuesto, pero eso también pasa en política... lo que hay que hacer es entrar en una institución, dar todo lo que tienes dentro y acabar cediendo el paso a los que vienen por detrás. Esa es mi idea, que dentro de tres años, ocho como mucho, sean otros los que den continuidad a este equipo. Si son tres, mejor que ocho...

Teniendo claro que no existen canales de financiación estables, ¿qué urgencias se tendrían que acometer como primera necesidad?

Nos hemos propuesto el reto de la accesibilidad. Hoy por hoy al café literario no se puede acceder si estás en silla de ruedas, pero tampoco se puede llegar a la planta alta, al teatro o a la biblioteca. Queremos hacer un Círculo accesible desde el primer escalón hasta la azotea. Y la única fórmula viable para conseguirlo es instalar un ascensor; tirar todo lo que hay que tirar para crear ese elemento y la gestión de los permisos cuesta mucho dinero. Esa es una obra imprescindible para que este centro esté abierto a todo el mundo de verdad... Este edificio debe ser cien por cien accesible a todos los ciudadanos. Además, así podremos cumplir con las medidas de salida de emergencias porque ahora no las cumplimos, ya que en la actualidad solo contamos con una pequeña escalera y la normativa exige varias vías de evacuación.

¿Y además de las obras dirigidas a eliminar las barreras arquitectónicas, qué otros proyectos tienen sobre la mesa?

También nos hemos propuesto renovar mínimamente el teatro para hacerlo un poco más atractivo, ya que ese espacio no es tan acogedor como la sala de exposiciones. Su equipamiento no está mal, pero es escaso y la idea es equiparlo con más luz. Tenemos pensado ejecutar una obra de ColArte que lo haga más vistoso y reabrir la biblioteca para convertirla en un museo literario del siglo XXI.

¿Cómo sería ese museo?

Una biblioteca especializada y pequeñita que ofrezca algunas claves de lo que se está haciendo en la actualidad: un lugar que tenga referencias de la creación literaria en Canarias, pero en la que se puedan consultar textos de un Premio Nobel. Va a ser algo chiquito porque el Círculo de Bellas Artes no puede competir con el TEA u otros espacios culturales de mayores dimensiones.

La apuesta por el arte recién horneado seguirá teniendo un gran protagonismo en su agenda, ¿no?

La contemporaneidad va a continuar un pilar básico en todas nuestras actuaciones. El Círculo de Bellas Artes tiene que dar la primera oportunidad a los nuevos artistas, mirar de cerca a lo que se está creando ahora en cualquier ámbito artístico. Nos podrán criticar los criterios de selección, pero nosotros no estamos aquí solo para permitir la contemplación del mejor arte. Más bien venimos a promover la práctica del arte a través de la literatura, la música, la pintura... Queremos ser el primer espacio de los Óscar Domínguez del futuro.

¿Y el Círculo de Bellas Artes debe ser un espacio abierto a la crítica social, es decir, ir un poco más allá del hecho cultural?

Esa es una de las razones por las que hemos decidido recuperar la tertulia. La institución no tiene que tener miedo a exponer su opinión sobre cualquier tema. Eso es algo que en el pasado hizo Gaceta de Arte desde este mismo edificio... Vivimos en una sociedad global que no puede vivir al margen de un asunto tan grave como el de los refugiados.