Es el momento de afrontar la realidad con valentía. El binomio construcción-turismo, principalmente a través de la rehabilitación, tanto de las zonas privadas como de los espacios públicos, es la base estructural y dinámica para fortalecer nuestra economía y empezar definitivamente la senda de la recuperación económica y social. El empleo pasa necesariamente por el sector de la construcción, que uniéndolo al dinamismo actual del turismo, asegura un crecimiento económico estable y sostenible.

Cada territorio tiene unas características específicas, que conforman su identidad, cultura, sociedad y, por supuesto, su actividad económica. Nuestra realidad física hace de las Islas Canarias una plataforma tricontinental, sirviendo como punto de encuentro y, de paso, factor fundamental desde la óptica de la logística y el transporte. Pero además de la posición geográfica, nuestra verdadera riqueza se sustenta en la belleza natural y el buen clima de nuestro territorio, además de la forma de ser del canario, siempre acogedor. Por lo tanto, tenemos que aprovechar nuestra realidad física natural y capital humano, para convertirlo en medio y uso de nuestra economía.

Junto al sector primario, que siempre hay que defender y proteger, no sólo en su aspecto exportador, sino sobre todo por la importancia que tiene para el consumo interno, no cabe duda que el binomio construcción-turismo es la base constitutiva de una economía fuerte, capaz de crear la actividad y potenciar el empleo que nuestra sociedad demanda y necesita. En estos momentos, no puede haber ni habrá estabilidad posible de crecimiento económico, sin la recuperación de la construcción en sus dos vertientes más importantes, el mercado inmobiliario y las infraestructuras, unido a la novedad de la rehabilitación turística y la reforma en las edificaciones.

Además, a lo largo de las últimas décadas, el binomio construcción-turismo ha generado bienestar social, impulsando una actividad económica con gran capacidad de arrastre para otros subsectores, que no pueden sobrevivir por si mismos. Ha creado un tejido empresarial importante y, sobre todo, ha generado una riqueza social indiscutible.

Canarias en las últimas décadas, guste o no guste, ha dependido de estos dos grandes sectores económicos, construcción y turismo. Recientemente el presidente del Gobierno autónomo, Fernando Clavijo, insistía en que "sería absurdo renunciar" en nuestra Comunidad Autónoma a dos actividades que conjuntamente significan casi el 40% del PIB. Pues si es así, vamos a trabajar para su fortalecimiento y, so-bre todo, recuperación de la construcción como motor estratégico para la creación de trabajo y empleo. También el presidente canario ha señalado que "si no se recupera la construcción, no se va a recuperar la economía canaria". Porque la clave para la creación de empleo es principalmente la unidad construcción-turismo y muy en tercer lugar el comercio. Y los datos de afiliación a la Seguridad Social, no ofrecen dudas al respecto.

El peso específico de ambos sectores ha hecho que sean básicos e imprescindibles en la conformación de nuestro tejido empresarial y productivo. Esta evidencia tiene que aprovecharse como factor primordial para el desarrollo de la actividad económica y, como consecuencia, para la creación de empleo. Nuestra economía quedará estrangulada y en manos del destino y del azar si no ponemos todos los medios para que la rehabilitación turística, publica y privada, comience de una vez con fuerza, para garantizar un destino de calidad y así poner las bases de un crecimiento sostenible y equilibrado, entre desarrollo y defensa del medio ambiente.

Los detractores de la construcción y del turismo tienen como coletilla culpar indiscriminadamente a los dos sectores por la excesiva dependencia económica que producen. No cabe duda que sería aconsejable, no sólo en Canarias, sino en cualquier parte del mundo, tener una diversificación de la base productiva, pero, como ya hemos mencionado, nuestra realidad física nos determina y condiciona y es ahí donde tenemos que comprender y razonar que donde único podemos ser competitivos, y mucho en un mundo globalizado, es en ofertar un destino turístico, nuevo, rehabilitado y acogedor.

El mercado del tiempo libre, del ocio y del turismo residencial europeo va buscando destinos cercanos como el que ofrece Canarias. Por eso tenemos que adecuar nuestras infraestructuras turísticas, públicas y privadas, para ofrecer una mayor calidad de vida y bienestar social, incluso por encima de los territorios de procedencia. En eso es fundamental la construcción, en su vertiente rehabilitadora, modernizando los complejos y edificaciones construidas hace años, incorporando nuevas tecnologías y la eficiencia energética. No podemos ofrecer baja calidad en el producto turístico y sus entornos, tanto el comercial, como el residencial y hotelero.

La modernización y el crecimiento de Canarias han sido posibles en gran medida gracias a la actividad de la construcción, siendo un sector vital para nuestra comunidad autónoma. Ahora se desarrolla con criterios de sostenibilidad ambiental, social y económica. Se busca la eficiencia energética, se quiere ser respetuosos con el entorno y que se tenga como prioridad a la persona. Por todo ello, invirtamos en renovar lo obsoleto, lo que está caduco, y realcemos y mejoremos lo que todavía está por ofertar. Plazas, paseos, avenidas, parques, bulevares, glorietas, alamedas, calles, vías, ramblas, acerados, zonas verdes, peatonales, miradores, iluminación, depuradoras, colectores, etc. Todavía hay zonas turísticas con gran degradación ambiental y estética, hay que construir establecimientos nuevos o re-habilitar los establecimientos que en este momento no cuentan con un mínimo estándar de calidad. En definitiva, se trata de dinamizar el sector de la construcción, la promoción inmobiliaria y las actividades complementarias, a través de la modernización y rehabilitación turística público/privada. Es pura simbiosis económica y social en beneficio de todos.

*Director-Gerente de Fepeco