El Consejo de Gobierno insular licitará la concesión del servicio del campin Montaña Roja, que cerrará el 1 de octubre y reabrirá el 1 de enero. Mientras el concesionario actual, Alberto Hoefsmit, asegura que la adjudicación fue por 25 años renovables anualmente, el consejero insular de Sostenibilidad, Medio Ambiente, Aguas y Seguridad, José Antonio Valbuena, lo ciñe a un ejercicio, "habiéndose prorrogado el primer año para corregir unas deficiencias que siguen sin corregirse".

El empresario asegura que más de 1.600 firmas avalan su petición de continuar con el servicio en unas instalaciones en las que emplea a una media de siete trabajadores. Las obras de mejora propuestas por el concesionario están valoradas en 80.000 euros, "pero pedimos un contrato de 10 años para garantizar la rentabilidad de esa inversión".

Fue en 2009 cuando este empresario se hizo cargo de la gestión del campin Montaña Roja. Actualmente permanecen a la espera de respuesta a las alegaciones que presentaron a la comunicación de resolución del contrato. "Nos piden unos 40.000 euros para unas obras que comenzarán el 15 de octubre y para reponer elementos que nunca han estado en estas instalaciones", señala.

José Antonio Valbuena anunció que el Cabildo prevé invertir "unos 30.000 euros en reparaciones una vez que recibamos las instalaciones". Asimismo, explicó que "la calidad del servicio no es la estipulada en el contrato. Prueba de ello es que el nivel de ocupación ha disminuido paulatinamente".

El consejero de Medio Ambiente del Cabildo indicó que "con los informes técnicos en la mano, lo que procede es revocar la concesión y sacarla a licitación nuevamente".

Otro aspecto en el que hizo hincapié es "que no se ha hecho absolutamente nada del programa de educación ambiental al que debía estar ligado el campin". Emplazado en las inmediaciones de Montaña Roja, un espacio natural protegido, debía ser el motivo central del mismo.

Valbuena admite que los técnicos han informado negativamente la gestión del actual concesionario del campin Montaña Roja, mientras que el empresario defiende que la inversión necesaria requiere de unas garantías que no le dan.