La Policía israelí volvió a entrar hoy por segundo día consecutivo en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, donde se produjeron desórdenes protagonizados por jóvenes musulmanes que trataban de impedir la entrada de visitantes al recinto sagrado.

De acuerdo a la Policía israelí, los hechos se iniciaron cuando sus efectivos se encontraba junto a los accesos del recinto sagrado tanto para musulmanes como para judíos, en el marco de un operativo de seguridad destinado a permitir las visitas.

En ese contexto, indica un comunicado de una portavoz policial, musulmanes comenzaron a arrojar piedras contra los agentes del orden que posteriormente entraron en la explanada y detuvieron a cinco jóvenes que trataron de buscar refugio en la mezquita de Al Aqsa, tercera en la jerarquía islámica.

Los efectivos antidisturbios dispararon granadas de estruendo y balas recubiertas de caucho que hirieron al menos a un palestino, según informó la agencia local "Maan", que no precisó su estado.

Otras dos personas fueron detenidas bajo sospecha de haber tratado de atacar a un policía, precisó la Policía israelí.

Además, cuatro personas fueron arrestadas por atacar a un joven judío viandante, con lo que en total ascienden a 9 los detenidos en el operativo policial desplegado esta mañana en la ciudadela antigua de Jerusalén, en el territorio ocupado por Israel en 1967.

La Policía israelí informó asimismo de que 500 visitantes entraron hoy en el recinto que los judíos denominan el Monte del Templo, por ser el lugar de emplazamiento de los antiguos templos bíblicos de Jerusalén.

Tras los sucesos, la Policía israelí se hizo con el control del recinto en una jornada en la que son habituales las visitas judías al promontorio sagrado con motivo de la festividad del año nuevo judío o "Rosh Hashaná".

Se trata de la segunda jornada consecutiva en que fuerzas israelíes entran en el complejo que alberga la Cúpula de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa, tercer sitio en la jerarquía del islam (en árabe, Noble Santuario).

Las fuerzas de seguridad israelíes tiraron el domingo la puerta principal del santuario musulmán y se hicieron con el control de la zona en medio de un intercambio de piedras y fuegos de artificio, y gases lacrimógenos que causaron decenas de heridos palestinos, en su mayoría por asfixia.

Esos hechos recibieron duras condenas del presidente palestino, Mahmud Abás; de Jordania, custodia de los lugares santos en Jerusalén Este, y de Egipto, además de la ONU.