Austria ha decidido enviar al ejército a la frontera con Hungría para ayudar a la policía en los controles fronterizos, ante la llegada masiva de refugiados de Oriente Medio.

El canciller federal austríaco, Werner Faymann, destacó hoy ante la prensa en Viena que la misión de las fuerzas de seguridad, que comenzará en las próximas dos horas, será controlar a los refugiados pero también ofrecer ayuda humanitaria en caso de necesidad.

Unos 2.200 efectivos serán enviados a la zona cerca de la frontera para controlar a los refugiados y garantizar una entrada "ordenada" de las personas, agregó el vicecanciller austríaco Reinhold Mitterlehner.

"Desordenado y de forma permanente, así no podemos seguir", aseveró Mitterlehner en referencia a la entrada de decenas de miles de refugiados procedentes de Hungría en los últimos diez días.

La situación en Austria y Alemania "ya no está bajo pleno control", advirtió el vicejefe de Gobierno austríaco.

"Por eso, debemos hacer algo, para no sobrecargar nuestras estructuras de ayuda y tampoco a la población local", agregó Mitterlehner, al destacar que los controles anunciados hoy se producen en el marco de las posibilidades legales del acuerdo de libre circulación en la Unión Europea (Schengen)

Las cúpulas de los Gobierno de Austria y Alemania tienen previsto reunirse mañana para analizar la situación de los refugiados.

La enorme mayoría de los refugiados de Oriente Medio quieren quedarse en Alemania, donde se esperan recibir asilo.

Alemania introdujo anoche controles en su frontera con Austria y suspendió temporalmente el tránsito de trenes.

"Los alemanes no han cerrado la frontera. Lo que existen son controles de frontera. Se trata de una señal de Alemania y Austria de que no podemos solucionar solos el problema del asilo. Necesitamos solidaridad europea", aseguró Faymann.

"Es necesario repartir a los refugiados dentro de la UE, pero gestionar este tema en detrimento de las personas que han huido y que han perdido todo", dijo el canciller.

Asimismo, destacó que por el momento la normativa europea de Dublín, que prevé que los refugiados se queden en el país al que entraron en la UE, "sigue en vigor aunque no funciona bien".

"También Hungría debe cumplir la leyes. Nosotros queremos terminar con Dublín y obtener una regla mejor", concluyó Faymann.

Hungría, como país de entrada, debería registrar a los refugiados, lo que no sucede en la mayoría de los casos.