Como consecuencia del resultado de las últimas elecciones autonómicas y locales, algunas corporaciones municipales que han logrado acceder a la alcaldía mediante pactos con partidos de ideología izquierdista, se han apresurado a reavivar el cumplimiento de la Ley, de la Memoria Histórica (en adelante LMH), aprobada por el Gobierno socialista de Zapatero, con la finalidad de eliminar en todas las vías públicas los símbolos alusivos al régimen de Franco que todavía persisten en algunas localidades: monumentos, estatuas, escudos, placas con el rótulo de calles, etc.

Entre las ciudades donde se aplicó el cumplimiento de la LMH figura la de Santa Cruz de Tenerife, cuya Corporación municipal presidida entonces por el alcalde Miguel Zerolo, eliminó el nombre de algunas calles que aludían a militares franquistas para rebautizarlas con otros nombres un tanto anodinos como: "Los Sueños", "El Perdón", etc.

La LMH obliga a la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura del general Franco. Una ley que no es objetiva, sino partidista ya que se refiere exclusivamente a borrar todo vestigio del franquismo y de las víctimas que causó ese régimen, ignorando a las causadas por el Gobierno de la Segunda República, que también las hubo y a millares. Para las primeras se conceden ayudas económicas con las que sufragar los gastos de la apertura de fosas y tumbas en la localización de cadáveres, mientras que para las otras la ley no dice nada.

Cuando el Gobierno de Zapatero aprobó la LMH, se suscitó una gran polémica porque se criticó, y así sucedió, que se abrirían viejas heridas y se despertarían pretéritos rencores que el paso del tiempo había borrado.

Efectivamente, muchos españoles creíamos que la reconciliación de todos nosotros era un hecho ya superado tras la celebración del referéndum de 1976 con el que se aprobó la Ley de la Reforma Política y el posterior referéndum de 1978 con el que se aprobó la Constitución Española, ambas normas legales votadas favorablemente por la mayoría del pueblo español. Sin embargo, el presidente Zapatero quiso ir mas lejos con la LMH para contentar a una parte de los españoles con fines electorales.

Ahora, como consecuencia de la nueva "movida" política que pretende recuperar el cumplimiento de la LMH, en Tenerife, se ha vuelto a abrir una nueva polémica por el llamado "Monumento a Franco", sito en la confluencia de las avenidas de Anaga y Santa Cruz. Una obra escultórica de gran belleza cuyo autor es el artista de fama universal, Juan de Ávalos, autor también del colosal monumento del Valle de los Caídos, que en la actualidad se halla abandonada y arruinada por falta de mantenimiento, o vayan ustedes a saber porqué (prefiero creer que ese es el verdadero motivo).

Este magno monumento constituye una obra escultórica que debe conservarse y respetarse en el lugar que ocupa, pues así lo prevé la propia LMH en su artículo 15.1. Pero es que, también, la Ley de Patrimonio Histórico de Canarias extiende su manto protector sobre el patrimonio de las Islas como un legado para las generaciones futuras.

Según el Ayuntamiento santacrucero, el futuro de este monumento dependerá de un plan global de rehabilitación del patrimonio histórico municipal, considerándose prioritario por ser una obra de gran valor artístico que merece ser conservado por ser testimonio de una época que, quiérase o no, forma parte de la historia de España, ya que la historia no se puede cambiar.

Confiemos en que esta obra escultórica, por ignorancia o por desprecio, no sea pasto de la piqueta municipal para ser sustituido por otra escultura, fuente o lo que a alguien se le ocurra.