La situación en el norte de Chile afectado por el terremoto del miércoles se empezó a normalizar hoy a medida que los equipos de ayuda, vecinos y voluntarios trabajan en la remoción de escombros, limpieza de calles y viviendas y el restablecimiento de los servicios básicos.

El seísmo, que azotó las regiones de Coquimbo, O''Higgins y Valparaíso, ha provocado 13 muertos, 6 desaparecidos, 1.594 damnificados y cuantiosas pérdidas materiales, según el último balance de la Oficina Nacional de Emergencia.

Superada la fase de la emergencia, las autoridades se abocan ahora a restablecer el tránsito en las carreteras comarcales y garantizar el suministro de electricidad y agua potable en las localidades que resultaron más dañadas.

"Sea lo que cueste, vamos a asumir los costos de la reconstrucción", declaró hoy la presidenta, Michelle Bachelet, a la prensa.

La mandataria despejó así el temor surgido en algunos sectores ante la posibilidad de que el Gobierno pudiera tener problemas para disponer de los recursos necesarios para la reconstrucción, debido a la disminución de los ingresos por la desaceleración económica y al hecho de que ya van ocho catástrofes en año y medio.

El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, también reiteró que existen recursos suficientes para levantar la zona destruida por el terremoto.

Para los vecinos de localidades como Tongoy, Los Vilos, Concón, Salamanca, Illapel, Coquimbo y Combarbalá, la principal preocupación ahora es recuperar sus viviendas, enseres y medios de trabajo, y volver cuanto antes a la vida normal.

Según datos oficiales, 262 viviendas han quedado totalmente destruidas y 418 presentan graves daños.

Sobre los servicios básicos, 9.070 personas permanecen sin agua potable y 12.313 sin electricidad.

Tras participar en la ceremonia ecuménica del Tedéum por las fiestas patrias, la presidenta Bachelet se reunió hoy con sus ministros y a continuación viajó por segunda vez a la zona afectada para comprobar los daños y supervisar los planes de ayuda.

"No tenemos idea del monto (de inversión para la reconstrucción), porque lo que estamos terminando de hacer es evaluar la magnitud del daño de borde costero por el tsunami y los daños interiores por el terremoto", explicó la mandataria.

Por su parte, la ministra de Salud, Carmen Castillo, hizo un llamamiento a la tranquilidad y aseguró que toda la red sanitaria esta funcionando con normalidad.

"Las estructuras sanitaria resistieron bien y podemos seguir dando la atención que corresponde (...), en este momento no hay ningún tipo de peligro", recalcó la titular de Salud, quien anunció que habrá vacunas para quienes trabajan en la remoción de escombros.

El terremoto ocurrió justo al inicio de un fin de semana largo con motivo de fiestas patrias, en momentos en que cientos de miles de chilenos se preparaban para viajar.

Sin embargo, la alerta de tsunami, que obligó a evacuar a un millón de personas durante la noche del jueves, truncó muchos de esos planes.

La subsecretaria de Turismo, Javiera Montes, se esforzó hoy en pedir que la gente mantuviera sus planes de ocio, al insistir en que las carreteras y la capacidad hotelera del litoral central permanecían plenamente operativos.

"Se dijo que no se viajara por la alerta de tsunami, (pero) hoy día la Ruta 5 (la autovía que recorre Chile de norte a sur) está totalmente abierta, se puede viajar por todo el borde costero", puntualizó Montes.

La subsecretaria insistió en que todo está dispuesto para recibir a los turistas.

"Este es un momento de encuentro familiar y de fiestas patrias. Invito a todo el país a que disfrute con calma", añadió.

En tanto, el presidente de la Cruz Roja chilena, Patricio Acosta, lamentó el poco apoyo que -a diferencia de otras ocasiones- ha recibido esta organización no gubernamental con motivo de la catástrofe en el norte.

Acosta también dijo que le parecía insólito que la gente fuese a "turistear" a la zona del desastre.

Por su parte, el ministro de Exteriores, Heraldo Muñoz, destacó que Naciones Unidas ha felicitado a Chile por su reacción tras el terremoto.

A diferencia de lo sucedido en el seísmo de febrero de 2010, la buena coordinación entre el Servicio Sismológico de la Universidad de Chile y el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada permitió que a los ocho minutos del temblor se alertase del peligro de tsunami y las autoridades ordenasen la evacuación inmediata de todo el litoral.