Así se denomina la planta 4ª del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Es la planta de Cardiología. He estado en ella, monitorizado, quince días y no he de tener sino palabras de gratitud para el equipo médico que me ha tratado y para todos los turnos de enfermería y auxiliares que me han atendido. Gracias a todos ellos.

Traigo a colación lo anterior porque, como yo, muchos pacientes atendidos en nuestro hospital manifiestan un grado de satisfacción apreciable. Y a ello se agarran los responsables políticos de la Sanidad canaria para pretender unas bondades que están en contraposición con los informes estadísticos respecto del mal posicionamiento que ocupa la Sanidad canaria en el conjunto nacional. Tenemos la calificación más baja.

No sé yo si esa baja calificación afecta a toda la Sanidad canaria o lo es, fundamentalmente, respecto del Servicio Canario de la Salud (SCS). Es este una parte, bien es cierto que importante, del conjunto de la Sanidad. Pero esta ocupa un amplio campo que excede al del SCS.

Sea como fuere, el problema de la baja calidad que los informes recogen creo yo que se manifiesta, principalmente, en las listas de espera para la atención en los Centros de Asistencia de Especialidades (CAE) y en las listas de espera para acceder a hospitalización. Una vez hospitalizado, la cosa toma otro cariz generalmente satisfactorio. Pero hasta llegar allí puedes haber sufrido un calvario. Y no lo digo a humo de pajas. Tengo archivada un amplia relación epistolar con el SCS a cuenta de la necesaria intervención en mi rodilla izquierda -que se produjo el 6 de diciembre de 2014- y que unos traumatólogos del CAE pretendían retrasar unos cuantos años.

Oigo, también, quejas sobre el área de Médico de Familia. Mi experiencia me lleva a decir que respecto de éste servicio no tengo queja alguna. Ni en la obtención de cita previa, ni en la atención dispensada por mi médico de familia. Bien pudiera ser que gracias a él lo esté contando. Fue mi médico de familia quien, al atenderme en consulta, puso en marcha el mecanismo urgente par mi atención hospitalaria.

Quizá sea que yo tenga suerte. Algunas quejas que oigo están relacionadas con las sustituciones y precarias contrataciones que dan lugar a efímeras presencias del mismo médico, con lo que se rompe la verdadera esencia de la figura "médico de familia". Esto es, la imposible imbricación profesional y anímica entre médico y paciente. Y ello sí tiene importancia en la Atención Primaria.