En el sostenido debate sobre la limpieza de las calles y espacios públicos del Puerto de la Cruz existe variedad de opiniones. Unos piensan que la ciudad está más sucia que nunca, otros que el municipio arrastra una injusta fama de desaseo; unos apuestan por limpiar más para acabar con el problema, otros ponen el acento en ensuciar menos. La oposición (PSOE y ACP) considera que la clave del "empeoramiento evidente" de la limpieza de la localidad está en los recortes aplicados al presupuesto del servicio de recogida de basuras y limpieza viaria. Y el gobierno local (PP-CC) opina que el factor más importante para mejorar la imagen local es concienciar a vecinos y empresarios para desterrar los malos hábitos.

En octubre de 2013, la mala situación económica de las arcas municipales obligó al Ayuntamiento portuense a recortar más de un 32% el canon que recibía la empresa de recogida de basuras y limpieza Sufi Tarajal, que pasó de cobrar 4,3 millones anuales a apenas tres millones. Ese recorte obligó también a eliminar servicios, especialmente en los barrios y la periferia de la ciudad.

El portavoz del PSOE, Marco González, subraya que "los que más se han esforzado, y los que más han sufrido el recorte en el canon del servicio de limpieza, han sido los trabajadores, que no tienen culpa de nada".

"Desde el mandato anterior reclamamos un control de calidad para que la empresa atienda al interés general y no su interés particular. Nos preocupa muchísimo la imagen que damos como ciudad que vive del turismo. Para nosotros la imagen no es una cuestión banal, y en eso tanto la limpieza como los jardines juegan un papel fundamental. No se pueden ver papeleras sin recoger ni contenedores llenos. Por los turistas que nos visitan y por los ciudadanos que lo sufren", recalcó González.

El portavoz de la Asamblea Ciudadana Portuense (ACP), David Hernández, apunta que "la percepción de la ciudadanía es que el Puerto no está tan limpio como antes. Y que eso está directamente relacionado con los recortes en personal de limpieza". A su juicio, la clave para mejorar el servicio es que "se ponga en marcha un control de calidad, para poder comprobar si la empresa cumple o no con el pliego de condiciones".

El edil de Servicios Generales, Ángel Montañés (PP), reconoce que los recortes en el servicio pueden notarse en algunas zonas del municipio, pero achaca los problemas de limpieza más llamativos a malos hábitos en la gestión de los residuos por parte de algunos ciudadanos y empresas.

Montañés destaca que las basuras deben depositarse en los contenedores de 17:00 a 20:00 horas, "pero mucha gente lleva la basura por la mañana y la coloca por fuera del contenedor, aunque esté prácticamente vacío". Esta mala costumbre se nota especialmente en los contenedores soterrados. EL DÍA pudo comprobar cómo todos estaban a menos de la mitad de su capacidad, pero aún algunas personas y empresas depositaban bolsas, cajas, cartón y enseres en el exterior. "Y esto da una imagen negativa, aunque la basura se recoja todos los días", lamenta el edil.

"Falta civismo y concienciación -insiste Montañés-. Existen servicios de recogida de enseres y residuos vegetales, pero la mayoría no los utiliza y tira estos materiales a los contenedores ordinarios y eso supone un sobrecoste".

Respecto a las papeleras, "hay puntos donde se vacían dos veces al día y, a pesar de eso, todos los días se pueden sacar imágenes con alguna papelera a rebosar". Montañés pone como ejemplo La Punta del Viento: "En la salida del paseo de San Telmo hay una papelera que siempre está llena, a su alrededor hay cuatro papeleras más, prácticamente vacías, que casi nadie utiliza".

El gobierno local (CC-PP) calcula que del millón de euros que cada año abona al vertedero insular por la basura trasladada, "prácticamente se podría ahorrar la mitad si se hiciera un buen uso de los contenedores y servicios de recogida de residuos".

El concejal recuerda que el ayuntamiento "puede sancionar la mala gestión de los residuos, pero nuestra primera apuesta es concienciar a ciudadanos, empresarios y hoteleros. No hace falta despilfarrar recursos para que la ciudad esté más limpia".

Para Montañés, aún queda camino por recorrer en otras cuestiones de civismo básico: "Las deposiciones de los perros, las colillas y los chicles son otro problema gravísimo de limpieza en la ciudad".

El alcalde, Lope Afonso (PP), reconoce que uno de sus objetivos prioritarios es cambiar la imagen de la ciudad y para ello anuncia la próxima puesta en marcha de una campaña de concienciación dirigida a vecinos, empresarios y hoteleros; la puesta en marcha de zafarranchos de limpieza periódicos en todos los barrios y urbanizaciones de la ciudad, y la progresiva recuperación de la inversión y de los servicios perdidos, "en la medida en que la situación presupuestaria lo permita".