Raúl Cámara sostiene que el Tenerife consiguió "algo más que tres puntos" el pasado domingo en el partido con el Llagostera. "Ya nos hemos quitado de encima el peso de no ganar", dice el lateral.

¿Cómo se gestionó la semana que acabó con el primer triunfo?

No somos ni el Real Madrid ni el Barcelona, somos un equipo más obrero y sufridor; no ganamos siempre ni estamos en el primer puesto de la clasificación, y uno acaba acostumbrándose a este tipo de situaciones. Durante una temporada sueles pasar por momentos críticos, normales, buenos... De todo tipo. Y lo importante es mantener la calma y seguir. Es clave elevar todos los niveles y minimizar los errores, pero siempre he creído en el día a día, en la constancia. Si te vuelves loco y empiezas a dudar -y es difícil no dejarse llevar por la corriente-, es peor.

¿Fue una prueba para el grupo?

En una situación complicada es cuando realmente se ve si hay un buen grupo. Si no es bueno, todo empeora, desconfías del compañero, unos se echan la culpa a otros... Pero con el vestuario que hay aquí tenemos una ventaja. Hay mucha gente comprometida con la causa y con el club, y en las horas más bajas, eso suma y da puntos.

¿Llegaron a pensar que podía ser un partido definitivo para Agné?

Esto es fútbol. No sé qué pensarían los demás, pero uno siempre se pone en todos los escenarios. Lo que sí puedo decir es que el equipo se concienció durante la semana de que tenía que ganar. Habíamos perdido en casa, no estábamos dando buenas sensaciones y queríamos recuperar nuestra identidad. A mí no se me pasó por la cabeza en ningún momento la opción de perder en Palamós.

No le sorprenderá que cundiera el pánico en el entorno.

En el fútbol no existe la paciencia ni la tranquilidad. Se pasa de la euforia al pesimismo en cuestión de minutos, de una hora. Tenerife es una Isla muy futbolera y aquí hay mucha gente que está pendiente del equipo, y hay mucha prensa, redes sociales, información... Ahora está en nuestras manos hacer un buen partido el domingo para enganchar a la gente y sumar otros tres puntos que nos den más oxígeno y nos permitan situarnos mejor en la clasificación. Esperamos que, a partir de ahora, el equipo vaya en línea ascendente y que crezca. De esta situación, de la que ojalá salgamos, tendremos que aprender. Estoy seguro de que en esta Liga nos pasará de todo y en ese camino tendremos la ventaja de que ya habremos pasado por un mal momento y así sabremos cómo superarlo, porque se aprende más de las situaciones críticas que de las buenas, como en la vida.

¿Ya pasó lo peor?

Hasta la visita al Llagostera, el equipo había ofrecido un rendimiento irregular. Y solamente había una salida, ir adelante. El equipo tiene muchas ganas de salir de abajo y esperamos que ya haya pasado lo peor. Por ahora, las distancias en la clasificación son muy pequeñas y ganando al Mirandés se verá todo diferente y olvidaremos las malas sensaciones. Lo que no podemos hacer es perder nuestra identidad, al margen del resultado. Tenemos que ser siempre los mismos. Había que mejorar mucho individual y colectivamente. Hemos concedido muchos goles y hemos dado demasiadas facilidades, y en una categoría tan igualada como esta, esos errores se pagan.

Llama la atención siendo un equipo fiable en defensa.

Hemos encajado muchos goles de estrategia. Te pueden ganar en alguna acción, porque estás compitiendo, pero muchos de esos goles se pueden evitar más fácilmente que otros. Quizás nos faltó concentración. Teníamos que mejorar sí o sí, no nos quedaba otra. La derrota en Soria nos hizo dudar mucho, nos sentimos frágiles. Y el fútbol depende muchas veces de los estados de ánimo del jugador.

¿Por qué cree que el Tenerife empezó tan mal la temporada?

La pretemporada fue muy buena en cuanto a resultados y trabajo. Digo mi opinión: quizás el equipo se creyó más de lo que realmente podía ser que con menos le valdría, y nos dimos cuenta de que si uno no compite al 110 %, es vulnerable y puede perder con cualquiera. Al jugar contra equipos de Primera y habernos sentido superiores y vencedores, al llegar a la Liga bajaron los niveles de atención y de concentración, nos creímos superiores. Quizás perdimos la solidaridad y la manera de afrontar los partidos de la pretemporada al ver que éramos inferiores a los rivales de Primera. Se podrían decir más cosas, como que el rendimiento individual no fue óptimo, porque el futbolista no siempre da el mismo nivel.

¿Cómo explica la pérdida de confianza en un espacio tan corto?

Así es el fútbol. Unas veces te crees muy fuerte y muy bueno, y de una semana a otra todo cambia. Ya nos hemos quitado de encima el peso de no ganar, que es algo que nos estaba llevando a dudar de nosotros. Cuando las cosas no salen y el equipo pierde, se ve muy inferior. Al romper esa dinámica hemos conseguido algo más que tres puntos. Ojalá, el próximo domingo, en casa, podamos tener continuidad y ganar, porque lo que nos está penalizando más es no haber vencido aún en casa.

¿Hasta qué punto se sintieron condicionados por las dudas?

Al principio no tuvimos dudas, y menos con la pretemporada que hicimos. Pero si llegas al primer partido de Liga con una ilusión tremenda y piensas que estás en un buen momento, y sufres una derrota tan dura y no consigues carburar en casa, siendo Tenerife un lugar futbolero y con mucha prensa, el rendimiento se ve afectado, sobre todo el de la gente joven, que puede notar más la presión. Si a uno no le salen las cosas, empieza a dudar de todo y eso influye en el funcionamiento colectivo, porque si somos fuertes en algo, es en el compromiso, en el grupo, en el bloque... Cuando los rivales nos reciban, tendrán que pensar que delante habrá un equipo competitivo, pesado. Esa debe ser el arma principal del Tenerife. Tenemos individualidades, pero lo principal es el conjunto.