El ciudadano se ha acostumbrado a que, cada poco, lo inunden desde el Gobierno canario y Cabildo tinerfeño con noticias confusas vinculadas a la marcha de las obras del denominado anillo insular, anhelado por multitud de usuarios y desdibujado con noticias no coincidentes desde las dos instituciones, con lo que se viene creando un ambiente impreciso entre los usuarios y los que, realmente, conocen cómo marchan las cosas. Y la realidad que se observa es que no marchan tal y como se nos transmiten.

Siendo las competencias distintas (las de carreteras corresponden al Gobierno canario, pero en Madrid, incomprensiblemente, las dialoga Carlos Alonso), en lo único que coinciden es en los efectos que supondrá para la Isla la terminación de esta costosa obra, en tiempo y dinero. Si hubiese tenido que realizarse en Gran Canaria, estaría concluida hace bastantes años. La evidencia de aquellas acciones se aprecia en el área metropolitana o en la conexión de la capital con el Sur. Tratando de ver las formas desde un aséptico mirador, no todo lo negativo puede culparse al Gobierno central. Ahí enfrente, reiteramos, tenemos el ejemplo de cómo actuar positivamente: todos a una. Mientras, por Tenerife, retrasos en todas las obras. Lo último conocido es que el Gobierno y el Cabildo se han reunido para iniciar los trabajos en el tramo El Tanque-Santiago del Teide para... ¡2016!, cuando viene anunciándose (lo tenemos escrito aquí) desde 2013. El Cabildo manifiesta que va a adelantar 4 millones y ahora informa que se han conseguido de los presupuestos del Estado 15, con lo cual se podrán atender las distintas... ¡expropiaciones! ¿Hablan de expropiaciones a estas alturas?

Unos y otros declaran, monótonamente, supuestos avances en el cierre del anillo insular, cuando lo real lo encontramos, simplemente, organizando "una vuelta a la Isla", como se decía antes al iniciar una excursión familiar. Al finalizarla, se concluye que no hay "cierre" porque continúan recurriendo a las obras de la carretera vieja para que sobre ella asienten este difuso anillo. La conexión de El Chorrillo con Guamasa está paralizada, pero como se pueden utilizar las viejas infraestructuras, estas se incluyen dentro del anillo; desde Guamasa hasta Los Realejos sucede lo mismo con la autopista; desde Los Realejos-San Juan de La Rambla-Icod, carretera vieja; pero con un recorrido de los más difíciles de solventar (advertido aquí hace cuatro años) por el impacto medioambiental aún sin resolver, sobre todo a su paso por el entorno de San Juan de la Rambla; Icod-El Tanque, único tramo que actualmente puede definirse como nuevo; El Tanque-Santiago del Teide-Adeje (el ramal hacia Fonsalía, olvidado) es el trazado interminable que ocupa y desvela al Gobierno y Cabildo presentándolo como "cierre". Lo cierto es que, cuando se concluya este trayecto conectará con una obra que ya está construida, como es la autopista del Sur, vía ideada hace ¡cuarenta años! por don José Miguel Galván Bello, quien, como presidente del Cabildo de Tenerife, la llevó a cabo pensando en que las gentes del Sur no podían continuar con aquel aislamiento. El dinero lo adelantó la institución insular.

¿Qué es lo que se traslada al ciudadano desde el Gobierno y Cabildo, cada uno con competencias encontradas? Que estamos ante una obra nueva que beneficiará a la movilidad entre el Sur y Norte y que constituye una prioridad. La prioridad gravita sobre una intolerable falta de respeto a miles de ciudadanos que se trasladan a diario desde el Valle hasta el área metropolitana envueltos en un colapso total, caos achacable a distintos gobiernos ineptos (insulares, sobre todo), que se han sucedido pactando incomparables maquinaciones. El presidente Galván Bello buscó soluciones sin un duro. Nos encontramos, en definitiva, con una excusa técnica que han denominado "cierre", cuando hay que resolver esos atascos monumentales del Norte, el reto que la naturaleza ha impuesto en el Macizo de Teno y acometer y terminar allí dos obras de envergadura (se han producido desprendimientos considerables). El diseño integral está modelado. Se echa de menos un poco de vergüenza... y mantenimiento.