Agentes que participaron en la investigación de la muerte de Asunta Basterra han sostenido este lunes que era "imposible" que alguien viese el cuerpo de la niña en la pista forestal en el que fue localizado "sin luz artificial", al tiempo que han admitido que los forenses localizaron restos de "fluidos" en su camiseta, aunque los indicios apuntaban a que "no era semen".

Uno de los agentes que acudió a la pista forestal en la que apareció la niña ha indicado que "hasta que la enfocaron con una linterna" no vio el cuerpo, aunque se encontraba a poca distancia, y ha reconocido que la víctima "no presentaba signos de violencia".

En la misma línea, uno de los guardias civiles que participaron en el operativo ha negado categóricamente que el cuerpo pudiese ser visto por un viandante. "Era imposible ver a la niña si no se incidía con luz artificial", ha explicado uno de los agentes, que ha asegurado haber registrado el coche de los hombres que localizaron el cuerpo dado que en un primer momento se barajó la posibilidad de que fuese un atropello. Uno de los hombres que encontraron en cadáver, sin embargo, ha negado que la Guardia Civil revisase el coche en su interior.

Los dos agentes que han declarado en sede judicial este lunes, en la quinta sesión del juicio, han coincidido en señalar que les sorprendió la presencia de tres trozos de cuerda naranja junto a una de las piernas de la niña, lo que les hizo sospechar de que había sido atada. El hecho de que se encontrase sin zapatos y sus pies estuviesen limpios le dio indicios de que había sido trasladada hasta ese lugar.

RESTOS BIOLÓGICOS

En el mismo lugar del hallazgo, han contado ambos agentes, los forenses apreciaron restos de fluidos, "como salpicaduras", en la frente, mano y cuello de la camiseta de Asunta. Sin embargo, han rechazado que se constatase en ese momento que fuese semen, sino que se tuvo en cuenta dadas las características del crimen.

"Había dudas sobre si podía ser o no", ha explicado el Policía, mientras que el Guardia Civil ha señalado que los indicios apuntaban a "que no era semen".

MANIPULACIÓN DEL CADÁVER

En la sesión de este lunes ha declarado también uno de los hombres que localizó el cadáver de Asunta. El otro de los testigos, que también estaba citado, no ha podido declarar tras haber sufrido un derrame cerebral.

El hombre ha contado como él y su amigo abandonaron un bar próximo a la pista forestal pasadas la 1.00 y ha aclarado que no cogieron la carretera porque él se encontraba sin puntos en el carnet de conducir y su acompañante había bebido.

Al pasar por esa zona, el testigo dijo a su acompañante que había creído ver un cuerpo, por lo que dieron marcha atrás para comprobarlo. Asustados, los hombres se fueron del lugar y aparcaron en un bar cercano, donde decidieron regresar una tercera vez. Antes de llamar a la policía, optaron por aparcar el coche en un lugar cercano y alegar que habían pasado por la pista andando para evitar una sanción.

El hombre ha contado ante el jurado que alumbraron el cadáver de Asunta con un móvil y que, a pesar de que se lo dijeron desde el teléfono de emergencias, no tocaron el cuerpo en ningún momento. Los agentes que han declarado este lunes, sin embargo, han contado que los hombres afirmaron haberla tocado para ver que "estaba fría".

Al igual que ya había contado en instrucción, el testigo ha reiterado ante el tribunal que mientras estuvo en la pista forestal esperando la llegada de la Guardia Civil tuvo "la sensación de que alguien" le estaba "observando" y que el cuerpo cambió de posición desde que lo vieron la primera vez hasta que regresaron. "Vi que el brazo lo tenía arriba y luego más abajo. Yo lo creí así y así lo digo", ha sentenciado.

POLICÍA

Por otra parte, el agente de la Guardia Civil que comunicó a los padres el hallazgo del cadáver ha apuntado que la madre mostró en ese momento una "incredulidad absoluta" y una "sorpresa mayúscula".

Sobre lo que les trasladaron los ahora acusados, el agente ha explicado que le dijeron que habían comido todos juntos en casa de Alfonso Basterra, que posteriormente la niña y la madre se habían ido a su casa y que Rosario Porto había ido sola hasta Montouto para "buscar unos bañadores".

Dentro del piso, el testigo ha contado cómo la madre les detalló que la niña se había quedado en su habitación a las 19.00 horas haciendo los deberes e incluso le mostró cómo los libros estaban colocados tal y como solía hacerlo Asunta. A pesar de que este agente le incidió en que "los detalles" eran "importantes" para esclarecer el caso, Porto nunca le contó que Asunta no se había quedado dentro de su casa.

Los agentes tomaron la decisión de detener a la madre de la menor después de descubrir en las cámaras de seguridad que aparecía otra persona de "baja estatura" junto a Rosario en su coche camino a Montouto. Además, el Orfidal que Alfonso Basterra le llevó al calabozo les dio otra pista una vez que supieron que la niña había consumido una "dosis tóxica" de este fármaco. La hora de la ingesta, junto con la comida, situó a ambos padres con Asunta en este momento, ha apuntado el testigo.

El agente también ha narrado su sorpresa cuando al revisar la casa de Rosario Porto en Montouto descubrió las cuerdas naranjas en una papelera, trozos que, según su apreciación, eran "iguales en brillo, color y aspecto" a las localizadas junto al cuerpo de Asunta que, ha indicado, estaban "nuevas".

EL ORDENADOR DE ALFONSO

Sobre la supuesta ocultación del ordenador portátil de Alfonso Basterra, el agente ha reconocido que en la primera inspección que hizo en su piso no se fijó si estaba allí dado que "no se estaba buscando" ni se sabía de su trascendencia.

Sin embargo, tras la detención del padre de la menor, éste "declinó en todo momento" hablar con los agentes y en el siguiente registro, ha asegurado el testigo, "el ordenador no estaba allí".

Alfonso Basterra contó al guardia civil que el día de la desaparición de Asunta esperaba a su hija y a su mujer para cenar entre las 21.30 y las 22.00 horas, aunque "la mesa no estaba dispuesta para cenar" ni "había cena preparada", ha contado el agente.

Finalmente, el guardia civil ha explicado que en ninguna de las dos viviendas había signos de lucha y, ya que la madre indicaba que la niña se había quedado en casa y que la puerta estaba cerrada a su regreso, "nada parecía indicar una desaparición forzosa".