Paisajes románticos, cargados de escenas costumbristas e "información" sobre la vega lagunera, casi siempre con El Teide al fondo, además de otros rincones naturales de Tenerife (Garachico, Güímar, Taganana, La Victoria, La Orotava...), La Palma y Gran Canaria, integran la exposición "La poesía del paisaje. Alejandro Ossuna Saviñón", que se inauguró ayer en la sala de la Fundación CajaCanarias en La Laguna, donde permanecerá hasta el 30 de diciembre.

Esta muestra, comisariada por Consuelo Conde Martel, que contó con la inestimable ayuda del crítico de arte y galerista Carlos Pinto Grote, está integrada por treinta y seis obras, entre óleos, acuarelas y algunos dibujos-bocetos, además de media docena de documentos y manuscritos relacionados con el pintor autodidacta lagunero y concejal de dicha ciudad que retrató su visión del entorno en el que vivía, con un estilo realista y numerosos detalles que ayudan al espectador a captar cómo era Aguere y sus alrededores en las décadas que le tocó vivir (1811-1877), con una plaza del Adelantado en la que bullía la vida de personas ataviadas con ropajes de la época (1840), o la primigenia catedral de La Laguna antes de adquirir su perfil actual.

Consuelo Martel, que estuvo acompañado en la apertura de la exposición por el alcalde de La Laguna, José Alberto Díaz, y el presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado, aclaró que este proyecto de antológica dedicada a Ossuna Saviñón se gestó hace seis años, periodo en el que se localizaron las obras, se restauraron algunas de ellas y se seleccionaron las más significativas para esta monográfica, la mayoría paisajes, aunque también realizó retratos y dibujos de otras temáticas.

"Alejandro de Ossuna nunca expuso y nunca firmó su obra. Aprendió de Lorenzo de Castro, y tocaba la viola como aficionado. También le gustaban mucho la botánica y las tradiciones. Fue un paisajista romántico que captó escenas costumbristas de La Laguna dando una visión edénica. Percibía la vega como un microcosmos, un punto de enlace y conversión campo-ciudad", explicó Conde.

Esta estudiosa de la obra de Ossuna apuntó que, a pesar de las desproporción de las figuras humanas que habitan sus pinturas, consiguió reflejar en su obra el espíritu abierto de La Laguna, "una ciudad planificada, que no tuvo barreras ni fortificaciones. Ese espíritu lo supo reflejar. Si Valentín Sanz supo captar la atmósfera de La Laguna, más realista, Ossuna ofreció una visión más romántica. Captó El Teide de una manera rotunda".

Además del valor paisajístico de la pintura de este artista-concejal, que formó parte de una de las familias más pudientes de Aguere, con posesiones en diversos municipios de la Isla, que también llevó al lienzo y al papel, destaca el carácter etnográfico de su trabajo, testimonios históricos algunos de los cuales necesitan ser restaurados para su conservación.

"Su obra tiene un gran valor etnográfico, incluso hay una con una escena de lucha canaria, otra con lavanderas y otra que es una sucesión de molinos de La Orotava con un gran interés histórico. Fue un modelo en la configuración del paisaje isleño porque supo unir historia, poesía y tradición. De ahí su originalidad".