La concesión hoy del premio nobel de la Paz al Cuarteto del Diálogo Nacional en Túnez destapó la euforia de la clase política del país, que la entendió como un espaldarazo a la "primavera tunecina" en un momento en el que su éxito volvía a transitar por el alambre.

La alegría de políticos y activistas contrastaba en la calle con el desapego de la población, que oscilaba entre quienes ni siquiera habían escuchado la noticia y aquellos que lo agradecían pero se preguntaban si realmente va a servir para mejorar su difícil vida.

"La verdad es que no había escuchado nada. Pero no significa que el país vaya bien. No hay nada que celebrar. A lo mejor aquí en la capital, pero viajen al campo y verán como está todo", decía Hamid, un estudiante de 20 años.

La tarde amenazaba lluvia y en el bulevar Habib Bourguiba, corazón de la capital, decenas de jóvenes paseaban en busca de un café donde comenzar el fin de semana o en busca de hacer algunas compras.

"Nos queda mucho por hacer. Está muy bien que nos den un premio tan importante. La gente en este país necesita buenas noticias. la economía va mal, hay terrorismo, la gente no quiere vivir aquí", se quejaba Fawzia, empleada pública.

"No sé si va a servir para recuperar la esperanza, para que vuelvan los turistas y la gente sea de nuevo feliz. Pero sí, es una buena noticia porque da optimismo, que es algo que nos falta", agregó.

Un discurso similar al del presiente del país, Beji Caid Essebsi, uno de los promotores de este premio, al que el Cuarteto ya aspiró el pasado año.

"En estos tiempos difíciles, es importante prever y esperar que este tipo de buenas noticias ayuden a mostrar que el panorama no es del todo negro", afirmó el presidente.

En un mensaje de felicitación a los galardonados, el octogenario mandatario recordó que la formación del Cuarteto "fue la consagración del principio basado en el consenso y adoptado desde la reunión de unidad en Francia con el presidente del partido islamista Al Nahda, Rached Ghannouchi.

"Ese día el líder islamista se comprometió a unirse al cuarteto y los resultados están ahí", agregó.

A este respecto, Essebsi insistió en que "todo es gracias al diálogo. Nada se hace sin él, con independencia de las diferencias. Vengo a hablar con el presidente del partido Ennahda y me reuní con el secretario general de Nidaa Tunis, (Mohsen Marzouk), recordando la importancia del diálogo", agregó.

El Cuarteto fue formado en 2013 con elemento integrador en medio de una crisis económica que amenazaba con arrastrar los éxitos de la llamada "revolución del jazmín"

Consideradas las fuerzas vivas del país, la Unión General de Trabajadores Tunecinos (UGTT), la Patronal (UTICA), la Liga Tunecina de Derechos Humanos (LTDH) y la Asociación de Magistrados llegaron a la conclusión de que el alzamiento languidecía, amenazado por el conflicto político latente y el resurgimiento del yihadismo.

La presidenta de la patronal tunecina, Wided Bouchamaoui, una de las fundadoras del Cuarteto, calificó hoy el galardón de impulso que hace crecer a Túnez y dijo que pertenece a todos aquellos que confiaron en la revolución, el trabajo de la instituciones y la sociedad civil.

"Gracias a la confianza del pueblo tunecino, a la cooperación de los partidos políticos y de todos los tunecinos y de los periodistas el Cuarteto ha recibido este prestigioso premio", que por primera vez recae en Túnez, destacó.

Bouchamaoui reveló que fue la UTICA la que presentó la candidatura del Cuarteto al comité de selección del Premio Nobel, con el apoyo de Esebssi, y agradeció "a todos los que nos han apoyado".

Igual de exultante se mostraba ante los micrófonos Sami Aovadi, miembro de la directiva de la UGTT, quien insistía en que el reconocimiento es un espaldarazo para la política del sindicato en un momento de gran agitación social.

"Es un mensaje político de gran importancia y que viene a resucitar la imagen del país. Un reconocimiento internacional a la transición de un país que es caso el único que marcha bien en la primavera árabe", agregó.

Aovadi, reconocido analista económico árabe, destacó igualmente la potencia del premio como posible dinamizador de la débil economía tunecina, deprimida por el impacto de los últimos atentados yihadistas.

"Va a tener un impacto positivo para la imagen del país y va a revitalizar Túnez como destino turístico y devolverle la confianza", apostilló.