La crisis golpea directamente a las familias que ven cómo sus ingresos disminuyen y aumentan las tensiones, algo que no escapa a los ojos de niños y adolescentes, sufridores silentes de esta situación y una consecuencia de ello es el aumento de los trastornos mentales que sufren los menores.

Así lo ponen de manifiesto especialistas en psiquiatría infantil consultados por Efe, con motivo de la celebración, mañana, del Día Mundial de la Salud Mental, que este año tiene como lema "Ponte en mi lugar. Conecta conmigo".

Según datos de la Organización Mundial de Salud (OMS), hasta un 20% de chicos y chicas van a tener alguna patología mental en algún momento de su vida.

Trastornos como ansiedad o depresión son los que más se han incrementado en este segmento de población a causa de la crisis, pone de relieve el doctor Celso Arango, jefe de servicio de psiquiatría infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

De hecho, las demandas de primeras citas en consultas psiquiátricas para menores han aumentado entre un 10 y un 20 % en los últimos años, explica Roque Prego, presidente de la sección de infanto-juvenil de la Asociación Española de Neuropsiquiatría.

"La crisis afecta a las familias en aspectos básicos y aumenta la morbilidad psiquiátrica parental y el estrés familiar, lo que repercute directamente en los niños", recalca el doctor Prego.

El niño ve cómo su padre o su madre no van a trabajar, le suprimen actividades extraescolares que le gustaban y aumenta la tensión en casa. "Es el sufridor silente", señala el doctor Arango.

En el mismo sentido, la Confederación Salud Mental España, constata que "efectivamente los factores ambientales, en este caso la crisis, pero también la separación de los padres o la aparición de una enfermedad grave en el seno de la familia, pueden afectar a la salud mental de las personas que conviven en la casa".

A los efectos de la crisis en las familias hay que sumar la merma en recursos sociales como centros terapéuticos y de día, lo que ha generado un incremento de los ingresos en las unidades de hospitalización.

Que no haya plaza de hospitales de día (en la Comunidad de Madrid la lista de espera es de 8 ó 9 meses) y que los niños con un problema mental tengan que estar en casa al cuidado de padres o familiares "son datos que deberían ruborizar a más de un político", denuncia el doctor Arango.

Si la salud mental en general está mal dotada, la infantil está infradotada, critica este psiquiatra, a pesar de que "una de las plagas que tenemos" son los suicidios o tentativas. De hecho, es la segunda causa de muerte en la adolescencia y en más de un 95 % de los casos hay un trastorno mental de base.

El psiquiatra advierte, además, de que entre un 70 y un 80 % de enfermedades mentales graves como esquizofrenia o trastorno bipolar que aparecen en el adulto son producto de un mal desarrollo del cerebro.

También está demostrado que muchos de los trastornos mentales de la infancia acaban derivando en otros más graves en la edad adulta si no se recibe el tratamiento adecuado. Es el caso del síndrome de hiperactividad que puede desembocar en depresión.

Por ello, el doctor Arango lanza este mensaje: "mejorar los servicios de salud mental en la infancia y la adolescencia es invertir en el futuro del país".

Acabar con el estigma es una de las principales reivindicaciones de los afectados por una enfermedad mental, un rasgo que en los niños y adolescentes se agrava.

La explicación está en que "el niño que va con una férula o una escayola al colegio no solo es comprendido por los demás sino incluso envidiado y el que tiene un tumor y se le cae el pelo, genera mucha pena", mientras que el que sufre hiperactividad o trastorno de ansiedad "se percibe como molesto".